Bronca porque dicen sin descaro

Por Amparo Fernández y Martín Briano

Hace unos días que escuchamos y leemos sobre lo que se dice en las discusiones parlamentarias, en una o varias denuncias, sobre qué se puede decir y en dónde, sobre las diferencias entre los personajes y las personas.

Si entendemos, como algunos grandes analistas del discurso y lingüistas de este siglo, que el discurso es una práctica social, podemos buscar desentrañar en estas prácticas discursivas qué se está validando, qué significados circulan a nivel social y qué aceptamos o no como sociedad. Hay ahí gran parte de la política. Un terreno que construye, destruye, jerarquiza y hace circular, un espacio esencial de lo que después se traduce en nuestra identidad, nuestro comportamiento cotidiano, las relaciones con nuestro entorno.

En este berenjenal de discursos que nos pusieron a dialogar estos días algunos se mantienen por más tiempo, algunos circulan y parecen archivarse con más velocidad. Pero parece que estamos más atentxs a lo que se dice. Es en este contexto –de berenjenal entre el humor de personajes y de personas, de autoridades que mandan callar a legisladores, de jerarcas que despliegan manifestaciones de odio hacia las mujeres y otros jerarcas y por eso son eliminados del espacio público- que un ministro habla en su nombre y en el del presidente sobre un fallo de la justicia. Y ante las críticas que se le realizan, reafirma y sostiene que eso es lo que tiene que decir. Un ministro habla en su nombre y en el del presidente desde la preocupación que le causa un fallo de la justicia sobre la condena de un militar por un crimen de lesa humanidad. Nunca usa esta expresión, no porque no la sepa, sino porque no cree que así sea en este caso. Habla de una persona muy mayor, con problemas de salud, a la que se la juzga 50 años después de cometer el delito (este sería, en todo caso, un comodín, que este ciudadano debería agradecer). Intertextualidad reciente: intervención de Manini Ríos en el senado. Pero el ministro García no es militar. Pero pensamos que iban a cuidar un poco más estas formas, estos discursos, estos temas, estos delitos, nuestros derechos. Pero no. Pensamos mal, y eso da bronca.

Tampoco en su relato el ministro habla de un asesinato, sino de que una persona muere. Tiene el español, como casi todas las lenguas, la distinción entre matar y morir. Y matar implica un agente que le quita la vida a otro ser vivo. Y ningún ser vivo muere porque su cuerpo es atravesado cuando un ser humano le dispara con una ametralladora por la espalda cuando esposado, corre queriendo escapar del infierno de la tortura. Eso no es morir. Es ser asesinado. Esto también da bronca.

Una cosa más. De la mano de la obediencia debida, el ministro nos lleva de inmediato al estado de las fuerzas armadas en la actualidad y se pregunta ¿qué le está diciendo la justicia a un/x militar que hoy está cumpliendo con su deber y cumpliendo órdenes de sus superiores?

Le está diciendo que las órdenes que impliquen un delito no son obligatorias, nunca, vengan de quien vengan. Y es que esta bronca también es esperanza.


Constanza Moreira: Ley Orgánica Militar

Esta es una ley muy trabajada, en un proceso largo que inció el Frente Amplio en 2006, cuando el debate nacional sobre defensa. Es un proyecto de acumulación en el cual el FA toma el protagonismo de modernizar las FFAA.

Esta va a ser la primera ley orgánica de las Fuerzas Armadas que vamos a tener en democracia. Y esto alcanza para preguntarse: ¿por qué? ¿Por qué las leyes orgánicas que tenemos vienen de la dictadura? ¿Por qué la democracia no puede aprobar una reforma de la ley orgánica de las Fuerzas Armadas? Y esto nos hace pensar cuán omisa han estado la democracia y el sistema de partidos en la reforma de las Fuerzas Armadas.


“No puedo estar más que en contra de la militarización de la seguridad pública”

El Senado aprobó un proyecto de ley que otorga a las Fuerzas Armadas tareas de vigilancia y control de la seguridad pública en la frontera. En su intervención, la Senadora de Casa Grande aseguró que está en total desacuerdo con lo que cree debe ser la necesaria separación entre el rol de las Fuerzas Armadas y el de la Policía. Parafraseó al fiscal de corte que dice que regular las relaciones entre las instituciones de un Estado que están autorizadas a portar armas siempre es una cuestión delicada. ¡La adjudicación de funciones y la regulación tienen que ser completamente específicas, porque estamos hablando de instituciones armadas del Estado! ¡Y no solamente estamos hablando de las instituciones armadas del Estado sino de sus relaciones con los ciudadanos que pueden ser sometidos a la intervención de dichas instituciones! El Uruguay tiene una historia horrible respecto a esto, tiene una horrible historia en relación con la militarización de la seguridad pública y tiene una horrible historia en relación con la actuación de sus cuerpos armados respecto a los civiles indefensos. Así que perdónenme que sea absolutamente susceptible respecto de este vínculo entre los cuerpos armados y los ciudadanos.”

También se refirió al avance de la militarización en América Latina y se refirió al candidato a presidente de Brasil Jair Bolsonaro. “No es casual que tengamos un militar candidato a presidente con un militar candidato a vice en el país que, después de Colombia, es el que más militarizada tiene su seguridad pública. La militarización avanza en América Latina ante la demanda de seguridad de las sociedades. Avanza la seguridad en relación con la libertad.”

Constanza agregó que colocar a las Fuerzas Armadas con potestades de auxiliares de la Justicia en la franja de los veinte kilómetros no poblados de la frontera es una manera de empezar a cederles terreno en materia de seguridad pública. “El argumento es el apoyo al combate del narcotráfico en las zonas de frontera. Ahora bien, las organizaciones de narcos no son ejércitos. No cuentan con sistemas de armas mayores ni despliegan tácticas militares. Y aun en el caso de que esto sucediera, el Gobierno contaría para lidiar con ello con las fuerzas militarizadas o intermedias que ya existen dentro de la propia Policía y el Ministerio del Interior, que para eso hemos incrementado recursos, recursos humanos, capacitación y presupuesto a lo largo de estos años.” Además agregó que las Fuerzas Armadas no estudian temas de lavado de activos y narcotráfico. “Ningún programa de estudio en las Fuerzas Armadas contempla estas cuestiones, lo que demuestra la total desvinculación entre la formación de quienes se preparan para la guerra y la de quienes luchan contra la criminalidad.”

Finalmente se refirió a la redacción del proyecto: “La redacción original que vino del Poder Ejecutivo era terrible. Cuando cedemos a las Fuerzas Armadas estas funciones en la seguridad pública tipificamos tres: el patrullaje, la identificación de personas y control de vehículos, y la detención o arresto en caso de flagrante delito. El estudio, el trabajo concienzudo y la investigación del señor senador Martínez Huelmo sobre el artículo 3.º llevan a la modificación mediante la cual cualquiera de estas acciones deberá ser comunicada al fiscal o el juez de turno. Estoy de acuerdo con esta modificación, pero insisto en que estamos innovando y colocando a las Fuerzas Armadas en el rol de auxiliares de la Justicia.”

“Hay una tendencia en América Latina a la militarización de la seguridad pública –de hecho, nosotros ya tenemos instalada esta discusión– y, por lo tanto, no me parece coherente votar este proyecto. Lo hago por disciplina partidaria y porque la modificación deja algún resguardo garantista con respecto a estas funciones y, además, por respeto a mis compañeros. Sin embargo, no puedo estar más que absolutamente en contra de la militarización de la seguridad pública.”

 

Imagen: Radio Uruguay


Caja Militar: Un déficit escandaloso

Este lunes se aprobó en el senado la reforma de la Caja Militar. La senadora de Casa Grande Constanza Moreira dijo que no es fácil reformar la seguridad social y eso Uruguay lo sabe. Recordó que hace doce años que comenzó la discusión de reforma de la caja militar. “Y si alguien me pregunta cuál es el apuro, se lo digo rapidito: el apuro es porque los recursos que el Estado –es decir, la sociedad uruguaya– destina al déficit de la caja militar son escandalosos.” Agregó que para pagar las pasividades de 700.000 beneficiarios del Banco de Previsión Social se gastan USD 580:000.000, mientras que para pagar las pasividades de 60.000 militares se gasta lo mismo.

“Uruguay tiene un gasto militar per cápita de los más altos del mundo. Nos estamos comparando con China, con Rusia y con Irán. Acá, en América Latina, ¿con quién nos comparamos? Con Colombia, pero este país tuvo un conflicto armado que duró cuarenta años. También nos comparamos con Chile, que es el resultado del privilegio del pinochetismo y del gobierno de la dictadura que triunfó en aquel plebiscito e hizo sentir sus privilegios a lo largo de toda la transición democrática.”

Constanza se refirió a que es innoble que un país de nuestras proporciones, sin conflictos armados internos, sin conflictos fronterizos gaste dos puntos del producto en sus Fuerzas Armadas. “Eso no existe en ningún proyecto de desarrollo. ¡No nos engañemos! Si van dos puntos del producto a las Fuerzas Armadas, no los volcamos a otras cosas como salud, educación, vivienda. ¡No se puede con todo!”

“Entonces, a todos aquellos que tenían la calcomanía de «Bajen el costo del Estado, por favor»  les pediría que tengan un poco de coherencia. ¡Esto es bajar el costo del Estado! Este es el recorte más importante del gasto público que pueda proyectarse para los años venideros.”

Agregó que hay dos argumentos distintos para sostener esta reforma: el de la justicia distributiva y el de la sustentabilidad económica. Habló de que la reforma es justa porque el gasto previsional militar es profundamente regresivo, es decir que beneficia a los que más tienen y no a los que menos tienen. “Lo pongo en números: el 20 % del gasto es para pagar solo 1.573 jubilaciones, que van entre los $ 133.000 y $ 345.000 al mes. La quinta parte del gasto se va en eso. Es más, el gasto promedio que tiene el Estado uruguayo por año es de USD 50.000 por militar retirado de esta franja de arriba. Un poco menos de 10.000 retirados, de un total de 50.000, ocasionan el 70 % de este déficit. Quiere decir que el déficit previsional militar no lo causan los soldados, no lo causa la parte de abajo, lo causa la parte de arriba. ¿Por qué? Porque la pirámide del Ministerio de Defensa Nacional es de las más injustas y desiguales del sector público.”

Constanza agregó que la dictadura explica el déficit de la caja militar. “No se trata de que tengamos ojos en la nuca, de que estemos ideologizados o de que tengamos unos pensamientos innobles respecto a la corporación militar. Eso es de un facilismo emocional al que me resisto a entrar. Es un razonamiento científico: la trayectoria pasada explica la trayectoria futura. Lo que explica el déficit de la caja militar es que hubo una dictadura en la que los militares colonizaron el Estado y grandes sectores del funcionamiento público, y de la cual se salió en forma pactada. Por consiguiente, toda la transformación de las Fuerzas Armadas hubo que hacerla en forma gradual y amortiguada, que por cierto es la característica de la cultura política del Uruguay.”

“Tampoco es que estemos castigando a nadie, porque retirar un privilegio no es imponer un castigo. Esos dos conceptos no son equiparables en ninguna biblioteca ética o política del mundo. ¿Por qué lo denominamos «privilegio»? Por la comparación de ese beneficio en relación con el que tiene el resto de la población.”

Culminó diciendo que si bien la reforma no es tan profunda como quisiera es un paso importante. “Lo que sí creo es que con los años uno empieza a ser paciente y, aunque esta reforma no es todo lo que quisiera, entiendo que es un paso largo. De manera que quiero felicitar al Poder Ejecutivo y al Frente Amplio por animarse a dar un paso largo en la reforma estructural de las Fuerzas Armadas. Eso me alienta a seguir adelante.”


Autoridad, dolor de panza y otros síntomas

Durante los últimos meses vimos reabrir sistemáticamente la discusión respecto al apoyo de las Fuerzas Armadas en los temas de Seguridad Pública desde declaraciones de dirigentes del Partido Nacional y del Presidente de la SCJ hasta una encuesta que señala que el 74% de los uruguayos están de acuerdo con la propuesta. Son varias las cuestiones que emergen con ese debate y si bien no podría exponer en este artículo cada una de ellas, destacaría algunas: ejercicio de autoridad, los precedentes uruguayos y el impacto social de otros países, especialmente Brasil.

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Recuerdos del huracán

Por estos días vemos como vuelven las imágenes de una Argentina que parecía olvidada en lo más triste de su historia. Justo en el 2001, cuando allá y acá empezó a caerse todo.

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Los verdes nos dan rojo

El pasado 22 de junio, con la sede de La huella de Seregni repleta, se desarrolló la charla “La Reforma de la Caja Militar en la mira: los verdes nos dan rojo”, evento organizado por los sectores frenteamplistas Casa Grande e Ir. Participaron del debate la Senadora Constanza Moreira, el Senador Rafael Michelini y la Diputada Macarena Gelman; la periodista Andrea Villaverde moderó la mesa. +


¿Un país al servicio de las Fuerzas Armadas?

Opinión de Gustavo Buquet sobre el proyecto de la Reforma de la Caja Militar.

La reforma de la Caja Militar es un problema político. También fue un problema político (y sigue siendo) la reforma del BPS – AFAP, la reforma de la Caja Bancaria, la reforma de la Caja Profesional, y la reforma de la Caja Policial. +


El Estado armado en Uruguay: El gasto militar en debate

¿Seremos capaces de afrontar con dignidad esta reforma que nos interpela en nuestro propio sentido del ser de izquierda: el de la lucha contra todo privilegio? +



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