Politizar el estrés

Los temas de campaña electoral giran bajo los rótulos: Economía, Política, Cultura. Unos tocan más de un aspecto; los más importantes todos.

El déficit fiscal es un tema económico, que la política usa para hacer campaña. ¿Gastamos mucho o recaudamos poco? Entender de qué se trata es un problema cultural. El economista Ernesto Esponda -La Diaria 25/05- nos ofrece dos listas de países para preguntarnos en cuál nos gustaría nacer y vivir:

  1. Suecia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Francia, Argelia, Grecia y Noruega.
  2. Guatemala, Sudán, Líbano, Hong Kong, Bangladesh, Honduras, Filipina, Haití, El Salvador y Bahreim.

La primera lista integrada por países con mayor gasto público; la segunda, los que tienen el menor “peso del estado”.

En general la realidad muestra, y Esponda se esmera en señalar, que el mayor gasto estatal genera un mayor desarrollo humano y allí donde “el mercado” es dueño y señor, el desarrollo humano se ve afectado de forma negativa. Cada regla cuenta con su excepción, claro.

Otro tema de campañas relacionado con el gasto y con el déficit: los funcionarios públicos ¿son pocos o muchos? ¿laburan bien o mal?

Aquí también nos ilustra Esponda. Entre 2005 y 2017 aumentaron los vínculos laborales con el estado. Son 65.000 nuevos funcionarios, contratados. Pero 60.000 están en educación, salud y seguridad. Muchos, por regularización de trabajo precario: Caso de personal de servicio y cocina en las escuelas, ‘contratado’ por las comisiones de fomento. El economista aporta un dato relevante: Del total de empleos, en 1996, los públicos eran el 21%; pasaron a un 17% en 2017. Uruguay está abajo de la media mundial que es 18%. En países como Noruega, Dinamarca o Suecia, los empleados públicos son el 28% y el 30% del empleo total. El miércoles 29 Primera Hora de San José ponía en tapa: “Tres ex ediles del Sumate entraron a la ISJ en 2018 por designación directa” (Herrerismo en nuestro departamento). El dirigente frenteamplista Pablo Urreta advertía que en Mayo entraron 30 funcionarios nuevos a la Comuna josefina. “¡Bajen el costo del Estado!” Así dicen.

Si la justificación del déficit fiscal no está en que los funcionarios sean o ganen mucho: ¿Dónde está el problema y cuáles pueden ser las soluciones? Porque el déficit es un problema y hay que atenderlo.

Esponda señala un caso. A la Caja Militar se la asiste con 550 millones de dólares por año y eso va de mal en peor. La asistencia financiera a las pasividades del BPS significan 24.000 pesos por pasivo y por año; para la Caja Militar esa asistencia significa 240.000 pesos por retirado y por año.

De la revista Nueva Sociedad leamos dos párrafos que representan una nueva teoría “…los culpables de los problemas de una sociedad disfuncional son los individuos descerebrados e inadaptados, y no los marcos políticos y económicos en los que se ven obligados a actuar. Al transferir la carga de la responsabilidad de la gestión de su propio bienestar a los individuos, y al privatizar y patologizar el estrés…” se exime de responsabilidades al sistema. Entonces “…el estrés y el sufrimiento social no son el resultado de desigualdades masivas, prácticas empresariales nefastas o corrupción política, sino de una crisis dentro de nuestras cabezas…” La ideología, que integra el área de la cultura, se pone al servicio de intereses económicos e intenta naturalizar, legitimar una realidad funcional al sistema económico capitalista.

En Europa, las clases medias derivan del progresismo socialdemócrata hacia el populismo de la derecha ultranacionalista; los votos que pierde el socialismo europeo lo ganan las derechas más extremas. ¿Hay un doble corrimiento o el trasvase es directo? Me explico. ¿De la izquierda nos corremos a un progresismo de ‘centro’ y del centro, a la derecha cuasi fascista? Son muchos los que realizan un vuelo sin escalas de un discurso de la izquierda más o menos radical, al racismo, la xenofobia, la militancia antiderechos o a la aporofobia viceral. En nuestras ‘doloridas repúblicas’ ¿cómo transcurre el proceso de derechización que barrió con el progresismo e instaló los Piñera, Duque, Bolsonaro, Macri?

Quizá en la deriva incida una educación cuya orientación está en disputa y a la que las derechas conservadoras pretenden – con más o menos éxito – privatizar tanto por tener un dominio más profundo sobre las nuevas generaciones, como por incorporar a sus mercados un negocio más. Porque importa cuánto se invierte, pero más pesa cómo se hace. “Un buen ejemplo de esto es Costa Rica. Un país que gasta la barbaridad del 8% del PIB en educación [España, por ejemplo, dedica el 4%], pero que igual no obtiene los resultados deseados. Muchos estudiantes costarricenses tienen puntuaciones deficientes en matemáticas y lectura cuando se les compara con países de la OCDE que dedican menos recursos” [1].

Los números nada dicen por si mismos. Nosotros los ordenamos para que su significado acompañe nuestras ideas y para eso les damos la palabra. Vale advertir que el PBI de Costa Rica y el de España, sobre todo si los consideramos en función de poblaciones (PBI per cápita) y niveles de desigualdad, son bastante dispares y por eso es posible también hacer otras lecturas. Me pregunto si alguien se tomó el trabajo de calcular, para Uruguay, cuánto más es el 5% del PBI en 2018, que el 3% del PBI en 2003. Pero si pretendemos compararnos con Finlandia en resultados educativos, analicemos cuántas horas semanales de clase tiene un profesor aquí y allá, cuanto se gana y que formación se exige en cada caso. Necesitamos varios años para formar un cuerpo docente adecuado en cantidad y calidad. Y siento que no hemos comenzado. Parece condición previa y necesaria cambiar esa suerte de Darwinismo al revés que opera de tal manera que los más capaces, si tienen posibilidades, eligen carreras más rentables que la docencia. Hace décadas, el profesorado era un trabajo prestigioso. En 7ma. Categoría se dictaban 21 horas semanales con sueldo similar al de diputado.
Pero no solo es problema de formación, dinero o prestigio. Es cultural. Nuestros actuales docentes ¿cumplen con su horario de trabajo? Esto, tan elemental, tiene implicaciones serias. Si los docentes faltan mucho, no cumplen su tarea y dan un pésimo ejemplo sobre el valor de hábitos de trabajo y responsabilidad laboral.

Hay que dejar de jugar a la mosqueta; no importa si está primero el huevo o la gallina. Hay que empezar por las medidas concretas que la realidad permite y el sentido común aconseja. Luego la política tendrá que hacer posible lo que parece imposible y la economía encontrar los recursos donde sea que estén… Es un tema cultural, de convicciones.

  1. https://elpais.com/economia/2019/05/23/actualidad/1558620788_310958.html

David Rabinovich 


La agroecología como promoción de nuestro derecho a la alimentación

Nuestra inquietud sobre la agroecología surge de la vida cotidiana: cómo alimentarnos nosotras y a nuestras familias con comida saludable producida con justicia social. Nos preocupa el riesgo a la salud del uso de plaguicidas en la agricultura nacional, en particular de hortalizas y frutas que constituyen la base de una alimentación sana y dan empleo a gran parte de quienes trabajan la tierra en nuestro país. Nos preocupan también la magra discusión pública sobre el asunto y la invisibilización del tema como forma de mantener un sistema productivo que destruye y nos enferma. Si la producción tiene que estar ligada al mantenimiento de la vida y el bienestar de las personas, ¿por qué se producen alimentos utilizando plaguicidas que afectan la salud de los trabajadores que los producen, de las poblaciones a los alrededores de los predios y de quienes los consumimos? +


Las relaciones de poder

Vivimos una etapa histórica de procesos de derechización en el mundo y en América Latina. En los países desarrollados se incrementó notablemente las desigualdades sociales, las de ingresos, generando un gran descontento aprovechado por partidos políticos de extrema derecha. El triunfo de Trump en los EEUU es un buen ejemplo. Pero hay avances significativos en Austria, en Holanda, en Hungría, en Polonia, en Francia, en Italia y recientemente en Suecia, donde ayudaron a la caída de un primer ministro social demócrata. Estos acontecimientos ocurren en un contexto de competencia en las relaciones de poder entre EEUU y China. EEUU con hegemonía militar, comunicacional y financiera y China con gran poder comercial y con importantes avances financieros y tecnológicos.

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El desarrollo socioeconómico del FA ha sido el más exitoso de los últimos años

El senado aprobó el Proyecto de Rendición de Cuentas. La banca de Casa Grande estuvo ocupada por el senador Rafael Paternain.

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Con el criterio de la rentabilidad empresarial

En la columna pasada abordé el tema del nuevo centro comercial para la ciudad de San José con la iniciativa que presentó el Intendente José Luis Falero en la Junta Departamental en la que propone declarar de “Interés Departamental categoría A”, la construcción del shopping en San José.

Hace unas semanas atrás, la Junta tuvo otra iniciativa: solicitar al Intendente que se exonerara del pago de los permisos de construcción a las cooperativas por ayuda mutua. Fue aprobada por unanimidad.

En el primer caso, el beneficio que propone nuestro Intendente para los empresarios privados incluye el permiso de construcción,  la contribución inmobiliaria y patentes de vehículos, si los hubiera. El monto es alto; espero que tengamos cifras próximamente.

Para una cooperativa que agrupa veinte familias, en Ciudad del Plata, se estima que las tasas por servicios de arquitectura serían unos $180.000 (ciento ochenta mil pesos uruguayos). La construcción del Mall cuesta como 10 veces lo que las viviendas de la cooperativa. Sin mucho cálculo se percibe que la empresa se ahorra mucho dinero y no hay razón para ello.

El presupuesto departamental sólo autoriza un beneficio del 50% a las cooperativas y el intendente José Luis Falero propone el 70%, pero no acepta el 100% porque no está previsto en el actual presupuesto según se explica en la nota de prensa del 18 de agosto. ¿Quién entiende? ¿Por qué las exoneraciones del Mall no afectan el presupuesto vigente y las de las cooperativas sí?

Desde nuestro punto de vista, lo relevante surge de la comparación entre el interés social que supone un emprendimiento y otro. Por un lado, una apuesta comercial, altamente rentable y ferozmente competitiva con la pequeña empresa local y por otro, una cooperativa de viviendas por ayuda mutua que además de una posibilidad de acceso a la vivienda, ofrece una vida en comunidad que reivindica alguno de esos valores tan escasos hoy.

También debemos reconocer y corresponde cuestionar la actitud del gobierno nacional que ‘promueve’ negocios como el Mall cuando lo exonera de IVA, pero no otorga ese beneficio a las cooperativas de FUCVAM. Y para que quede claro: en el tema de las tasas de interés también es necesario atender el reclamo de FUCVAM.

En la actualidad, asistimos a una especie de “mundo del revés” de los valores; más  deberían preocuparnos y pensar en modificarlos. Estamos frente a ejemplos claros de hasta qué punto el capitalismo y el mercado deciden y no lo hacen pensando en las personas. Pero además nos pretenden convencer de la lógica de un sistema, de sus ‘bondades’ y de que, en último caso, no hay alternativas.

Volviendo al inicio de la nota. Las acrobacias contables de la administración local permiten defender que las inversiones llegan al 40% del presupuesto mientras otras comunas lucen cifras que ni le pisan los talones a las que San José presenta desde hace años. Sólo falta que expliquen donde está la inversión acumulada de tantos períodos de excelente administración. En las calles no se ve, por cierto ni en los espacios públicos. Por lo menos si comparamos lo que muestran otros departamentos con la realidad del nuestro.

El Sr. Intendente asegura que la intendencia no es una empresa, por lo que no importa si genera déficit o superárvit. No es una empresa, y menos es del intendente de turno, las cuentas deben ser claras y transparentes. Si resultan equilibradas, mejor aún.

 

 

Ana Gabriela Fernández – Edila por Casa Grande en San José


Declaración sobre predios del Dique Mauá

Declaración de la Asamblea Departamental de Montevideo Casa Grande sobre predios del Dique Mauá

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Casa Grande y el programa del Frente Amplio

El sábado 21 de julio se realizó la Asamblea Ciudadana de Casagrande, con el exclusivo objetivo de evaluar y aportar nuevos elementos a las bases programáticas del Frente Amplio. Casa Grande, lista 3311, es liderado por la senadora Constanza Moreira, filósofa y politóloga de muy alto nivel y una de las principales referentes de los cambios generacionales en el FA. Casa Grande es un movimiento con muy alta participación de mujeres, incluyendo referentes importantes de los movimientos feministas. Uno de sus grandes objetivos es la búsqueda, por diversos caminos y distintos instrumentos, de avanzar hacia la equidad de género. Casa Grande cuenta con una elevada participación de jóvenes que intentan enfrentar las desigualdades generacionales, entre las que destacan la elevada tasa de desocupación de los menores de 29 años. En la Asamblea se planteó la necesidad de aumentar el gasto social en niñez y adolescencia. La política del movimiento pone mucho énfasis en la defensa de los derechos ciudadanos, de los derechos humanos. Entre ellos se destacan la diversidad sexual y de género. Casa Grande cuenta además con un equipo de muy buen nivel en el tema medioambiente con aportes relevantes a los debates. Otro tema donde Casa Grande marca diferencias es sobre el papel de las Fuerzas Armadas.

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Uruguay en el mundo actual

Vivimos el mundo actual donde las grandes empresas transnacionales tienen un gran poder, participan en el 75% del comercio internacional y lideran el proceso productivo de cadenas de valor entre distintos países. Por ello, el 60% del comercio exterior son de rubros considerados insumos. Las más importantes de estas empresas tienen su sede en los EEUU. Vivimos una etapa del capitalismo donde lo financiero predomina sobre lo productivo y lo social. Los grandes bancos, especialmente los de EEUU, tienen gran influencia sobre las orientaciones de la política económica. Organismos internacionales como el FMI priorizan los objetivos financieros en sus recetas, como hemos constatado en los últimos años en la Unión Europea y especialmente en las exigencia a los gobiernos de Grecia, con los conocidos resultados. La potencia de lo financiero y el mantenimiento del dólar como moneda de reserva le otorgan fuerza a los EEUU.

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La inserción económica internacional y los acuerdos comerciales

Hoy vivimos el mundo del conocimiento y la innovación, y nos tenemos que adaptar a esta nueva situación internacional. Hoy la periferia sigue colocando rubros primarios y compra a los del centro productos de alta y media tecnología. Los países de la periferia siguen sufriendo los problemas de la heterogeneidad estructural, entre otros, con profundos problemas de empleo. América Latina sigue siendo la región de mayores desigualdades sociales. La CEPAL hoy propone que, además de seguir exportando productos primarios, pueda avanzarse en cadenas de valor regionales e internacionales, por las que los países de la región puedan colocar rubros de alta y media tecnología.

Uruguay exporta productos primarios con bajo valor agregado y con limitado contenido tecnológico, aunque sí se ha incorporado tecnología en, por ejemplo, la trazabilidad de la carne y en los insumos de la soja. Por muchos años, Uruguay va a seguir colocando en el exterior productos primarios, pero es indispensable avanzar en mayor valor agregado y contenido tecnológico. La exclusiva exportación de productos primarios no nos va a resolver los problemas del empleo y no se avanzará hacia la igualdad social. Para ello, es indispensable incorporarnos a cadenas de valor regionales e internacionales, en etapas productivas en las que también podamos colocar rubros de alta y media tecnología. Avanzar con este horizonte muestra la relevancia de los procesos de integración regional, con independencia de los problemas políticos y económicos actuales que puede estar sufriendo el Mercosur.

La realidad internacional muestra que estas cadenas de valor se establecen entre países con cercanía geográfica. Los centros de estas cadenas se ubican en Estados Unidos, Alemania y China. Por ello, países como Argentina y, especialmente, Brasil son centrales para el futuro de participación en nuevas cadenas de valor. Recordemos que en la actualidad, mientras exporta al mundo productos primarios, Uruguay les coloca a los países del Mercosur 70% de sus exportaciones en rubros manufactureros.

Analizar los contenidos de los acuerdos

¿Los clásicos acuerdos comerciales serán adecuados y funcionales a esta nueva estrategia de inserción económica internacional? Los acuerdos son necesarios, pero hay que analizar sus contenidos para estudiar si los elementos positivos superan nítidamente los efectos negativos que puedan tener. Es imprescindible analizar los impactos económicos y sociales de estos. Así lo marca la historia del Frente Amplio (FA), cuando votamos en contra de los acuerdos de promoción y protección de inversiones, porque en ellos las controversias entre los inversores y el Estado se resolvían en tribunales internacionales como el Centro Internacional de Arreglo de las Diferencias Relativas a Inversiones, que en general representan los intereses de los inversores. Hubo también un rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas, por sus efectos negativos. Sectores del FA y amplios núcleos de intelectuales tuvimos posiciones negativas respecto de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, no porque fuera con Estados Unidos, no porque fuera un TLC.

Vivimos una etapa de crisis de multilateralismo, y los acuerdos de los países desarrollados encuentran trabas en las definiciones de Donald Trump. La actual política internacional de Uruguay, que criticamos, busca incorporarse a este tipo de acuerdos. En general, son acuerdos que se elaboran de manera secreta, con intervenciones directas de las grandes empresas transnacionales, que buscan liberalizar manufacturas y servicios, que no liberalizan sus actividades agropecuarias y que plantean nuevos temas. La liberalización de manufacturas y servicios afecta a los países de la periferia, por las pérdidas de empleo productivo y las limitaciones a futuras cadenas de valor para colocar en el exterior rubros de alta y media tecnología. En estos acuerdos, uno de los temas centrales pasa por la búsqueda de limitaciones a la acción estatal, indispensable para elaborar una estrategia de desarrollo, para apoyar una nueva inserción económica internacional, para atender los problemas del empleo y la heterogeneidad estructural, para mejorar la distribución del ingreso. Recordemos etapas históricas de proteccionismo de Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea del Sur, en defensa de sus procesos de industrialización.

En estos acuerdos, los países desarrollados no liberalizan los rubros agrícolas y mantienen los subsidios a los productores rurales. Otorgan cuotas para sus importaciones de productos primarios provenientes de los países de la periferia, pero no ayudan a comprarlos con mayor valor agregado. Este valor agregado se concreta en general en los países del centro. Un argumento reiterativo para concretar nuevos acuerdos es eliminar los aranceles que China les cobra a exportaciones primarias de Uruguay, pero de los que están exentos rubros que compiten con los nuestros, provenientes de Australia y Nueva Zelanda. Hay muy buena relación con China para buscar acuerdos parciales que permitan las rebajas arancelarias correspondientes, como se utilizó el Acuerdo Marco de Comercio e Inversiones con Estados Unidos para colocar cítricos y carne ovina, sin necesidad de tratados globales que involucran a por lo menos 90% del comercio.

Nuevos asuntos

En estos nuevos acuerdos comerciales se plantean nuevos temas. Entre ellos, destaca el de la propiedad intelectual, que apunta, por ejemplo, a extender el plazo de las patentes. Esto beneficia a las grandes transnacionales y afecta, por ejemplo, la producción de medicamentos genéricos en los países de la periferia.

Otro tema nuevo es la participación de empresas extranjeras en compras gubernamentales, lo que afectaría las posibilidades de dicha política de promover la innovación y el cambio tecnológico, atender las necesidades de las pequeñas empresas y atender los problemas del empleo. También surgen temas como el de normas de competencia que pueden afectar los monopolios de las empresas públicas.

Nadie está en contra de realizar acuerdos comerciales, pero deseamos conocer los impactos de estos sobre las características de nuestra inserción económica internacional, sobre el empleo, sobre la distribución del ingreso. Es muy relevante analizar las repercusiones concretas de cada acuerdo.

Después de más de 13 años de gobierno, no hemos elaborado una estrategia de desarrollo que nos ayude a evaluar los impactos de los acuerdos comerciales. En el caso del acuerdo que se discute entre el Mercosur y la Unión Europea, la cancillería argentina hizo estudios que demostraron que la liberalización de las manufacturas significa importantes pérdidas de exportaciones de rubros manufactureros de Argentina a Brasil y de Brasil a Argentina. Los efectos para Uruguay no pueden ser muy distintos. Por ello, las cámaras de industria de los cuatro países del Mercosur expresan su negativa a firmar dicho acuerdo.

En “Impactos sectoriales en Uruguay de la firma de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y China”,1 Sebastián Torres muestra las pérdidas de empleo en distintas actividades industriales que sufriría Uruguay de aprobarse un clásico acuerdo comercial. Hay que analizar los efectos positivos y negativos de los acuerdos y luego hacer definiciones. No se trata de ignorancia ni de actitudes intransigentes e inflexibles, como manifiestan algunos ministros. Es simplemente analizar con detalle los contenidos correspondientes. No hay ninguna paralización económica, porque sin avanzar en acuerdos, salvo la pertenencia al Mercosur y el TLC con México, el país abrió nuevos mercados, incorporó nuevos productos primarios y las exportaciones tuvieron un elevado nivel de crecimiento.

Pero también hay que evaluar los resultados de los acuerdos en plena aplicación. En el acuerdo con México, Uruguay duplicó sus exportaciones, mientras que México multiplicó por diez sus exportaciones a Uruguay. Pero aun más relevante: Uruguay le vende productos primarios, básicamente concentrados de Pepsi de la zona franca de Colonia y lácteos. México exporta automóviles, celulares, televisores y productos electrónicos. Clara relación centro-periferia.

Se plantea Chile como ejemplo de inserción económica internacional, por la cantidad de tratados comerciales aprobados y porque 96% de sus exportaciones no pagan aranceles. Se le facilitan los acuerdos porque sus rubros de exportación no los producen los países desarrollados con los que hace acuerdos. 85% de sus exportaciones corresponde a productos primarios y 75% a rubros de cobre y sus derivados. Chile solamente exporta 6% en rubros de alta y media tecnología. Sigue siendo un país muy desigual con elevado índice de Gini, pese al descenso de los niveles de pobreza medidos por ingreso. Nítidamente, Chile no es ejemplo ni modelo a seguir.

Hay que hacer acuerdos comerciales, pero no para profundizar las relaciones centro-periferia, sino para transformarlas. Vamos a seguir exportando recursos naturales por muchos años, pero se requiere que sea con mayor valor agregado, para lo que los acuerdos comerciales no nos ayudan. Hay que medir si los aumentos de cuotas de productos primarios que nos otorgan en acuerdos comerciales generan más efectos positivos que negativos, por las pérdidas de empleo y dificultades futuras para vender productos manufacturados con servicios modernos.

En este contexto, en el que el Poder Ejecutivo plantea la necesidad de acuerdos comerciales para lograr nuevos mercados, sin estudios de impactos económicos y sociales y partiendo de la base de que los acuerdos son buenos en sí mismos, se plantea el acuerdo de liberalización de servicios entre Uruguay y Chile.

Chile es parte del Tratado Transpacífico II, sin Estados Unidos; es parte de la Alianza del Pacífico y también del TISA. En el acuerdo aparecen cláusulas diversas copiadas del TISA, acuerdo que Uruguay analizó en su momento y desechó. También es un buen ejemplo para analizar el papel del Estado. El acuerdo con Chile contiene una cláusula statu quo por la cual, a partir de la negociación del tratado, no se pueden generar modificaciones de políticas específicas sobre los servicios. Pero, más aun, aparece la cláusula trinquete, en la que se permite avanzar en políticas que signifiquen liberalización, desregulación y privatización de servicios; pero si se avanzó en estas políticas, no se puede retroceder. Si no se avanzó en la liberalización, no se puede promover, ni avanzar en regulación, ni en mayores participaciones del Estado en determinados servicios. En el acuerdo se plantean listas negativas de servicios, en las que se pueden proteger explícitamente determinados servicios y todo lo demás queda liberalizado. Pero los servicios se caracterizan por importantes avances de innovaciones y de nuevos servicios, que al no conocerlos no se pueden explicitar para que no queden afectados al tratado. Por lo tanto, los nuevos servicios quedan totalmente liberalizados y no podemos actuar sobre ellos para promoverlos, para apoyarlos.

Interesa destacar que, por la cláusula de la nación más favorecida, en futuros acuerdos nos pueden exigir la presencia de la cláusula trinquete, así como la utilización de listas negativas. Estas son algunas de las razones que nos llevan a no apoyar en el Parlamento este acuerdo de liberalización de servicios con Chile.

Queremos acuerdos comerciales, pero hay que estudiar sus contenidos y sus impactos antes de firmarlos. Queremos diálogo, debates internos y externos sobre la inserción económica internacional más conveniente. Nos jugamos el futuro de Uruguay.


  1. En Gerardo Caetano (coordinador), América Latina ante los nuevos desafíos de la globalización

Imagen: Ramiro Alonso – La Diaria


El debate sobre los acuerdos comerciales

Uruguay sigue viviendo debates sobre inserción económica y acuerdos comerciales, en la interna del FA y en los medios de comunicación. Se realizan con altura y son positivos para la democracia. La discusión no es TLC si o no. Nadie está en contra de realizar acuerdos comerciales, pero deseamos conocer sus contenidos, los impactos de los mismos sobre las características de nuestra inserción económica internacional, sobre el empleo, sobre la distribución del ingreso. Es muy relevante analizar las repercusiones concretas de cada acuerdo. Esta ha sido la historia del Frente Amplio cuando votó en contra de los acuerdos de promoción y protección de inversiones, porque en ella las controversias entre los inversores y el Estado se resolvían en tribunales internacionales, tipo Ciadi, que en general representa los intereses de los inversores. Esta fue la posición de rechazo al Alca y al TLC con los EEUU, por los efectos negativos sobre la economía uruguaya, no porque fuera con EEUU, no porque fuera un TLC.

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