Declaración de Casa Grande ante restablecimiento de Ley de Caducidad

Ante las sucesivas declaraciones de parlamentarios y parlamentarias de Cabildo Abierto, particularmente la intervención en la media hora previa del día 4 de agosto de 2020 del Senador Guido Manini Ríos, y frente a la presentación de un proyecto de Ley que pretende modificar la Ley 18.831 de “​Restablecimiento de la pretensión punitiva del Estado para los delitos cometidos en aplicación del terrorismo Estado”, ​ la Ejecutiva Nacional de Casa Grande expresa:

1. Su profundo rechazo a las declaraciones del partido Cabildo Abierto que ponen en cuestión la actuación de la Justicia y pretenden reinstalar la impunidad en nuestro país;

2. Su alta preocupación frente al continuo ataque al Poder Judicial y a la Fiscalía General de la Nación que cuestiona la separación de poderes, requisito indispensable para el funcionamiento democrático del país;

3. El rechazo a la descalificación constante de las personas, organizaciones e instituciones comprometidas con la búsqueda de la verdad y la justicia marcando una falsa oposición entre el objetivo de Justicia y la Soberanía nacional;

4. La necesidad de recordar que nuestro país ratificó a nivel parlamentario la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Ley No 15.737), la cual lo compromete a cumplir de forma obligatoria los fallos relativos al país, quedando incorporada en nuestro marco normativo con rango constitucional en base al art. 72 de nuestra Constitución de la República;

5. Que en octubre de 2009, la Suprema Corte de Justicia, mediante sentencia 365/2009 declaró inconstitucional la ley de caducidad;

6. Es clave que todo el sistema político, particularmente los partidos políticos integrantes de la coalición multicolor, se posicione en defensa de la Democracia, no permitiendo que un partido militarista obtenga sus propósitos de reinstalar la impunidad en materia de derechos humanos;

7. El compromiso de Casa Grande a continuar trabajando en la búsqueda de VERDAD, MEMORIA Y JUSTICIA al entender que son aspectos fundamentales para consolidar nuestro Estado de Derecho, la Democracia, y para que nunca más vivamos bajo el terrorismo de Estado.

Ejecutiva Nacional de Casa Grande


Del MIDES de los derechos al MIDES para pobres

El Ministerio de Desarrollo Social se crea con la primera administración del Frente Amplio. Fue una decisión del Presidente de la República electo, en el entendido de que el primer gobierno progresista debía asumir la responsabilidad de una Estado presente y comprometido con los derechos sociales de las y los uruguayos.

El debate sobre desarrollo social fue fecundo. Hubo acuerdo en que el MIDES debía ser el organismo que promoviera la coordinación y articulación de las diferentes esferas de actuación del Estado orientadas a la construcción de la justicia y de la igualdad, y por ende a la mejora de la calidad de vida de la gente. El desarrollo social es la competencia sustantiva de un Estado democrático e involucra las políticas económicas y productivas, las políticas ambientales, las políticas sociales y culturales con el fomento de relaciones sociales solidarias, de respeto y promoción de la diversidad como fruto del ejercicio de la libertad.

Este mandato, que aparece con claridad en la ley de creación del MIDES,  no es lo primero que asociamos con él. Su identidad institucional se forjó con el Plan Nacional de Emergencia Social que se convirtió en su marca fundacional: el trabajo con los excluidos, grupos y sectores más discriminados, los que fueron incluidos en acciones programáticas como protagonistas a través de procesos centrados en la promoción de la autonomía y desarrollo de capacidades. 

En estos 15 años, aunque la identidad MIDES no se haya modificado,  su acción se complejizó. A través los Institutos asociados: de la Juventud, de las Mujeres, de las Personas Mayores, el PRONADIS, los programas de las Direcciones Nacionales fomentando espacios de participación de sectores específicos: mujeres rurales, organizaciones afrodescendientes, de la diversidad sexual, de la economía social, por mencionar algunos, más los sistemas de información y monitoreo, las plataformas de coordinación interinstitucional y de diálogo de organizaciones sociales. Se  avanzó en el reconocimiento de derechos y en acciones específicas.

Todo esto ha sido una gran sorpresa para las actuales autoridades. Recién están conociendo al MIDES y están asombrados. Aunque lo expresan de manera peyorativa: dispersión de programas, falta de coordinación y hasta argumentan problemas de transparencia. Este relato pierde pie con las primeras actuaciones de la presente administración, quienes efectivamente está partidizando sus direcciones nacionales y por eso le ha costado tiempo definirlas, ya que el reparto no es fácil. Sustituyen cargos técnicos administrativos como los jefes departamentales, en cargos de designación política; buscan desarmar los sistemas de información que daban transparencia a la gestión y hasta incluyen  un artículo en el proyecto de ley de urgente consideración (PLUC) para saltarse todos los procedimientos. Efectivamente esta administración, si este artículo se aprobase, no tendría más observaciones del Tribunal de Cuentas, simplemente  porque ningún expediente sería  intervenido por el Tribunal.

La diversidad impulsada por el MIDES fue un desafío permanente de coordinación interna y coordinación interinstitucional. Algunas áreas de política pública tuvieron mejores rendimientos que otras, sin dudas, siempre hay rectificaciones a realizar. Sin embargo, a mi criterio es un enorme logro programático, ya que el Ministerio se convirtió en un lugar de referencia para la ciudadanía a través de su puerta de entrada que parece cerrarán y de una amplia gama de organizaciones sociales y productivas, tanto nacionales como locales.

En Uruguay se fueron dando pasos para el reconocimiento de los derechos sociales, económicos y culturales de los más diversos grupos que nos integran como sociedad, fruto de la acción crítica de esas organizaciones sociales. Es que la igualdad de derechos se sustenta en el reconocimiento de la diversidad de factores que actúan como barreras para la reproducción de la injusticia y desigualdad.

Efectivamente, era una ruta trazada que tuvo logros efectivamente comprobables, aunque el punto de llegada aún estaba lejos. 

Frente a la emergencia sanitaria actual, el Uruguay nuevamente vuelve a destacarse en la región; frente a la pandemia contamos con el Sistema Nacional Integrado de Salud, con un nivel de formalización de trabajadores nunca antes visto en el país, con conexión informática casi universal, que permite la teleasistencia, y la educación virtual, por nombrar solo algunos logros, poco valorados por cierto, por el actual gobierno.

Simultáneamente a la respuesta a la pandemia, somos testigos del desarme constante y sostenido de los programas y estrategias de acción del MIDES. Bajo el título de ineficacia se desarma la concepción de derechos, el Estado ya no va a invertir tantos recursos en los sin voz, los programas más afectados son aquellos que iban dirigidos a los grupos más excluidos: los programas de calle, el seguimiento a núcleos familiares vulnerados, redes de apoyo territoriales, trabajo promovido, acciones culturales con jóvenes en los diversos departamentos, entre otros.

La concepción de que la política es cara es por demás clarificadora: es un rasgo del más profundo neoliberalismo, implementar políticas pobres para pobres. Ya no se requieren equipos interdisciplinarios para abordar complejas realidades fruto de la exclusión social y la marginación, alcanza con entregar mínimos – muy mínimos- para justificar la intervención del Estado.

Un ejemplo extraordinario de la concepción asistencialista, no basada en derechos, es la limitación de la libertad del más pobre. Siendo la libertad un valor por excelencia de este gobierno, no se han extendido las tarjetas de Uruguay Social (TUS), donde mediante las transferencias monetarias los sujetos pueden decidir qué necesitan. Por el contrario se organiza una iniciativa empresarial para el reparto de canastas mensuales, de un costo mínimo que alcanza para cubrir las comidas de unos pocos días de un núcleo familiar.

Una política social basada en el reconocimiento del deber del Estado en la construcción de la Igualdad Social y Justicia económica se sustenta en el vínculo con una ciudadanía activa que exige sus derechos y busca ejercerlos. 

Frente a la diversidad de intereses, posiciones y conflictos se requiere la participación organizada de la ciudadanía, el diálogo, y la negociación. Estos elementos orientaron al Ministerio de Desarrollo Social hasta febrero de 2020. Ahora parece que no es así.

El embate contra las organizaciones sociales, cooperativas e instituciones no gubernamentales, generando sospechas frente a incumplimientos de un minúsculo porcentaje, cuestiona de plano esta concepción.

No se está construyendo transparencia; los terceros molestan, con su mirada y su conocimiento desde adentro de la actuación del ministerio, ya que se convierten en testigos incómodos. Así se desarman los procesos de participación ciudadana y la construcción de redes de actuación indispensable para la convivencia democrática.

Lo que pasa es que unos entienden que la democracia se reduce a las elecciones cada 5 años y carta blanca posterior. Sabemos que la calidad de la democracia no se reduce a eso, desde las Naciones Unidas en foros internacionales donde por supuesto Uruguay participa y luego de las graves crisis históricas de los Estados de derecho comprendimos que la calidad de la democracia incluye la participación ciudadana, el control social y sistemas potentes de protección social basados en la calidad de los servicios.

Claro, sin duda alguna, la democracia no es un sistema ni barato ni sencillo.

Mariella Mazzotti


Los derechos no caen del cielo

A los seis meses de asumir la presidencia de Francia, en 1974, Valery Giscard d’Estaing, que además de ser de derecha le había ganado las elecciones al socialista Mitterrand, tuvo que bancarse que la Asamblea Nacional aprobara la ley de «interrupción voluntaria del embarazo». Vale la pena recordarle al presidente Lacalle Pou, que es tan católico,un fragmento del diálogo que sostuvo Giscard con Juan Pablo II:

“Yo soy católico, pero soy presidente de la República de un Estado laico. No puedo imponer mis convicciones personales a mis ciudadanos (…) lo que tengo que hacer es velar para que la ley se corresponda con el estado real de la sociedad francesa, para que pueda ser respetada y aplicada. Comprendo, desde luego, el punto de vista de la Iglesia Católica y, como cristiano, lo comparto. Juzgo legítimo que la Iglesia Católica pida a aquellos que practican su fe que respeten ciertas prohibiciones. Pero no es la ley civil la que puede imponerlas con sanciones penales, al conjunto del cuerpo social. (…) Como católico estoy en contra del aborto; como presidente de los franceses considero necesaria su despenalización’’.

En Francia, igual que en Uruguay, se había recibido en el Poder Legislativo información y opiniones de distintos sectores de la sociedad, el movimiento de mujeres y feminista, la universidad, organizaciones de derechos humanos, jerarquías religiosas de distintos credos, etc. El debate parlamentario incluyó posiciones honestas, arbitrarias, científicas, y disparatadas. Allí también dijeron, como aquí, que la ley de IVE sería responsable de que bajara la población, que las mujeres usarían el aborto como método anticonceptivo, que el cuerpo médico se negaría a practicarlo. La historia demostró que aquello de que la población bajaría era un cuento –eran 53 millones en ese entonces, ahora son 64-; que el personal médico que alegaba afectación de conciencia se iría reduciendo y que las mujeres, con más conciencia que nadie, siguieron prefiriendo los métodos anticonceptivos al aborto, al que pueden recurrir  gracias a la existencia de una ley que respeta el derecho a la salud y su derecho a decidir. 

A nadie se le ocurre en Francia poner en entredicho esa ley. Pero en Uruguay, un señor pastor que se dice periodista, aprovechó una de las tantas conferencias del gobierno referidas a la pandemia, para hacerlo, razón por la que la idea de ser “un presidente de todos los uruguayos” que tanto le gusta a Lacalle Pou estuvo, si se me permite la palabra, por abortarse.  

No quiero detenerme a comentar la forma en que de un plumazo, los fetos pasaron a ser niños, las mujeres madres, y nuestro país a regirse por la Concepción Oriental del Uruguay. Ni detenerme a responder al presidente que la mayoría de la gente de este país es pro vida de las mujeres y su derecho a decidir, porque la propia vicepresidenta, Beatriz Argimón, salió a la prensa a recordar el compromiso que asumieron de no retroceder en la agenda de derechos.

Al contrario, me gustaría resaltar que en medio de esa “aglomeración” de palabras, el presidente también dijo que respetaría la ley que despenalizó el aborto porque fue votada por el parlamento y reafirmada por la ciudadanía. Menos mal. Me hubiese gustado que lo dijera más fuerte y claro, pero no se animó. 

Capaz que en una próxima conferencia aprovecha para defender el Estado laico y por más católico que él sea, reconoce que los derechos no caen del cielo, aunque lo fuerce a decirlo la voz de Dios hablando por una emisora llamada “Radio Felicidad”.

Lucy Garrido


Lo correcto, lo incorrecto y la mentira política

El avance en materia de derechos que ha tenido nuestro país en los últimos 15 años, ha colocado el discurso político y social en un estado diferente en el que muchos sectores de la sociedad se resisten y varios políticos también. 

Porque hablar en abstracto de los Derechos Humanos que allá lejos y hace tiempo los países ratificaron, era relativamente sencillo, pero cuando estos derechos se comienzan a materializar en leyes concretas, políticas específicas y reconocimiento de históricas discriminaciones, a más de uno se le desacomoda el cuerpo.  

Pongamos ejemplos: 

Hay un discurso que dice que son importantes los trabajadores del campo para nuestro país. Se ponen el poncho y salen en las fotos de las actividades vinculadas al agro. Cuando se votó la ley de 8 horas para los trabajadores rurales casi todos la votaron, pero en el candidato del partido Nacional Luis Lacalle Pou dijo no estar de acuerdo en declaraciones de agosto de 20141.

Las afirmaciones se pueden colocar en lo políticamente incorrecto porque en definitiva, el candidato considera que los trabajadores del campo no pueden tener los mismos derechos que los trabajadores de la ciudad. 

Algo parecido sucede con la ley Nº18.065 que regula el trabajo doméstico y garantiza los derechos de las trabajadoras (en una inmensa mayoría mujeres) que han estado tradicionalmente excluidas del derecho a la seguridad social, licencia por enfermedad o maternidad, imposibilidad de jubilarse al final de su trayectoria laboral y un largo etcétera. Mientras las trabajadoras domésticas permanecieron en la informalidad no gozaban de los mismos derechos que otras trabajadoras. Como es muy difícil decir que NO se está de acuerdo con esto, pasó a ser políticamente correcto hablar de las trabajadoras domésticas formales. 

Si pasamos al ámbito de los derechos sexuales y reproductivos tenemos un sinfín de discursos que no saben cómo acomodarse. La educación de la salud sexual y reproductiva en escuelas y liceos, así como los servicios de las policlínicas de ASSE, han permitido bajar el embarazo adolescente a mínimos históricos: 36 cada 1000 jóvenes. Esto es porque existe una Estrategia Nacional de prevención del embarazo adolescente que ha propuesto medidas concretas para evitar los embarazos no deseados. También tiene que ver con la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que nos lleva a las tasas más bajas de la región de mortalidad materna. Nos citan como ejemplo en el mundo entero, pero blancos (menos Jorge Saravia) y colorados votaron en contra de la ley del aborto en 2012. En realidad es políticamente incorrecto no estar a favor de la reducción de la mortalidad materna, por eso será que las noticias de este tipo no las vinculan en sus discursos con el IVE o con la educación sexual. Recordemos también que desde el partido nacional se impulsó el proceso de consulta para habilitar un referéndum que derogara esta ley. 

En materia de identidad de género, tenemos otro gran ejemplo con la oposición rotunda a la ley integral de personas Trans y el pro- referéndum que impulsaron para derogarla. Políticamente incorrecto estar en contra del derecho a SER, pero ya están anunciando que si ganan la van a derogar. 

La sorpresa ha sido grande cuando la semana pasada la directora de Desarrollo Social de la Intendencia de San José ha salido en un acto de campaña en el barrio Exposición a hablar de Derechos Humanos y cómo el gobierno nacional no cumple con lo que dice en esta materia2. Estas declaraciones ya no entran en la incorrección política sino en la mentira. 

El problema es lo que la Sra. Directora Carolina Hornes, entiende por Derechos Humanos, si una carta universal allá lejos y hace tiempo, o las políticas reales que han permitido que cerca de 3000 niños y niñas asistan a centros CAIF en el departamento, la apertura de más clubes de niños y casas jóvenes, los campamentos educativos de la ANEP, la atención de las embarazadas y recién nacidos en programas como Uruguay Crece Contigo, las rondas rurales del Ministerio de Salud Pública o la atención en salud de las policlínicas de ASSE, esas que permiten desde colocar los parches anticonceptivos, hasta una consulta de rodilla en el Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología. Todas esas acciones del gobierno nacional, entre muchas otras, son aterrizajes de políticas con enfoque de derechos humanos. 

Pero hay otra cosa fundamental que la Directora no contempla y es desde dónde se conciben, planifican y ejecutan las políticas sociales. Allí también hay un enfoque de derechos humanos, porque no se trata solamente de satisfacer las necesidades básicas sino desde dónde me coloco para trabajar con el otro, con esa persona que por diferentes circunstancias está en condiciones de vida desfavorecidas. Hablar de Derechos Humanos es también reconocer las capacidades de las otras personas como sujetas activas de su propio proceso de vida. 

Lo que resulta obvio es que si el Ministerio de Desarrollo Social en lugar de dar una canasta de alimentos de INDA, que antes se repartía a través de la Intendencia, otorga una tarjeta con dinero para que las usuarias decidan qué comprar y dónde (porque las mujeres son las que se encarga de la comida), se concibe a las usuarias con la capacidad de decidir sobre la alimentación. El resultado es que la Intendencia deja de tener las canastas como moneda de cambio del clientelismo político y eso molesta, por eso se incurre en la mentira. 

 

1 Diario El Observador https://www.elobservador.com.uy/nota/lacalle-pou-no-lo-recordaba-pero-los-blancos-votaron-la-ley-de-8-horas-20149320130

2 Fuente: https://www.sanjoseahora.com.uy/2019/10/10/para-hornes-el-fa-no-puede-hablar-de-derechos-humanos/

 

Edila Ana Gabriela Fernández. Frente Amplio – Casa Grande. 

 


Fallo sobre Plan Cóndor: “Una buena noticia para la causa de los derechos humanos”


“Uruguay es la esperanza de América Latina”

Con una sencillez que cuesta imaginar en alguien que hace más de cinco décadas viene inspirando a generaciones enteras, Angela Davis visitó por primera vez Uruguay y dejó un aroma a revolución que se respira en clave de feminismo antirracista y anticapitalista.

Junto a la comision de equidad y género de la Junta de Montevideo tuve la gran oportunidad de acompañar en la recorrida que hizo el jueves por el circuito “identidad oculta” una iniciativa de la IM que pretende recuperar la memoria histórica y avanzar en la integración y participación de los afrodescendientes en la identidad ciudadana. A pesar de lo acotado del tiempo, hubo una parada obligada en las viviendas Ufama al Sur, complejo de unidades familiares que nació como la primera cooperativa por ayuda mutua de mujeres, en un espacio de la ciudad por demás simbólico ya que de estos barrios fue expulsada el colectivo afro durante la dictadura. Allí un grupo de mujeres esperaban entre ansiosas y nerviosas la llegada de Angela, que escuchó atentamente las historia de resiliencia en la voz de sus protagonistas, mujeres que pintan canas y que con orgullo narraron cómo en medio de sus trabajos, los cuidados de la familia y las mil adversidades, pudieron levantar las paredes de lo que fue el primer logro en materia de acciones afirmativas respecto al derecho a la vivienda de la población afrodescendiente sin exclusión y que hoy es el ejemplo a seguir por otras tantas familias que esperan poder acceder a su vivienda. En medio de esas históricas mujeres que le han puesto el cuerpo a la lucha por el reconocimiento de derechos a la comunidad afro, también hubo tiempo para recordar aquellos días en los que desde este rincón del mundo también se reclamaba por su liberación y que ella agradeció profundamente emocionada. Y en medio de ese clima, Angela fue despedida entre palmas y bailes improvisados como agasajo a una referente que enamoró con su presencia.

La siguiente parada fue en la Casa de la Cultura afrouruguaya, donde un salón repleto esperaba para escuchar la voz poderosa de esta mujer que en su juventud fue la más representativa pantera negra y que hoy recorre el mundo levantando la voz en defensa de los más vulnerables, de las poblaciones oprimidas por este sistema capitalista que tiende a derechizar a la sociedad y que reclama a gritos que un feminismo amplio, donde quepamos todos y todas sea capaz de cambiar el rumbo a una sociedad más justa.

Estos pocos días que Angela Davis visitó este rincón del mundo alcanzaron para que reconociera en Uruguay un país que es la esperanza de América Latina, que vivimos en un país que ha enriquecido su legislación reconociendo derechos y asegurando el ejercicio de los mismos. Que tenemos un largo camino a recorrer para que la justicia social deje de ser una meta a alcanzar para ser una realidad que nos alcance a todos y todas pero desde que el Frente Amplio es gobierno, estamos caminando con paso firme y seguro y más temprano que tarde, llegaremos.


Una mujer valiente con una corona en la cabeza

El 21 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. En el marco de esta conmemoración y en el Mes de las Mujeres, la presencia de Angela Davis ha iluminado la ciudad de Montevideo.

Para las más veteranas, Angela Davis es la “Black Panther” más famosa, la viva imagen de los movimientos antirracistas en el mundo, cuando África se descolonizaba lenta y tardíamente, y se convertía en el último continente a ser abandonado por un imperialismo moribundo pero tenaz. Pero también es la viva imagen de la lucha de las izquierdas contra la represión del imperialismo norteamericano en plena Guerra Fría. Una presa famosa. Una comunista en Estados Unidos. Una negra en tiempos de apartheid. Una mujer atravesada por todas las desigualdades. Más famosa que otras tantas, porque su vida ha sido un grito de rebelión en el corazón mismo del imperio. Angela era también para nosotras la de la cabellera más afro, más digna y más bella que habíamos visto nunca. No se aplastaba el pelo, no se lo laciaba, no renegaba de su condición ni la ocultaba: la lucía. Lo usaba tan orgullosamente como una gran corona sobre su cabeza de leona. Su estética permaneció varias décadas e inspiró a muchas generaciones a no copiar modelos estéticos de la “clase/raza dominante” sino a construir los propios. Los nuestros. Los de las clases y géneros y razas dominadas a lo largo y ancho del mundo. Para construir nuestra propia belleza. Y nuestra propia historia.

Para las más jóvenes, Angela Davis es una feminista que supo poner en evidencia las contradicciones entre género, raza y clase. Por eso su libro Mujer, Clase y Raza es tan famoso y tan importante. “La raza es la manera como la clase es vivida”, nos recuerda.

Allí hace un prolijo itinerario de las luchas antiesclavistas y de las luchas por el sufragio femenino, y resalta algo que, en estos días, en el cruce entre feminismo y racismo, resulta fundamental. Que ningún proyecto de nación –ni siquiera el nuestro- fue fundado sin tener como base una sociedad esclavista, y no puede ser pensado –por izquierda- sin una perspectiva descolonizadora. Algo que parece evidente para la izquierda boliviana, pero no tanto para la izquierda uruguaya. Ni siquiera para el feminismo uruguayo, que siempre debe ser alertado sobre la inclusión del “racismo” entre sus denuncias y en sus reclamaciones.

Angela Davis también nos recuerda que no se pueden jerarquizar las opresiones, poniendo unas (las de clase), antes que las otras. Que eso es una mala comprensión del fenómeno de la dominación, porque todas las dominaciones vienen imbricadas. Que la dominación de género no viene “después” de la dominación de clase. Y que la racial está inserta en nuestra biografía como nación.   

El sistema esclavista definía al cuerpo como propiedad. Y en la lucha por la abolición de la esclavitud estuvieron las mujeres. Allí hicieron sus “armas políticas” en un mundo que no les daba ni el derecho al voto. Este concepto de la esclavitud como “cuerpo sometido” (en el límite, diría Aristóteles, como “puro cuerpo”) tendería un lazo entre el abolicionismo y otras luchas, como la lucha por la despenalización del aborto, por la ruptura con la estructura patriarcal del matrimonio y por la liberación del “trabajo doméstico” (esta última, inacabada, claramente, y donde los vínculos de “patronas” y “empleadas” merecen otras tantas reflexiones desde el feminismo).

Y ese lazo también está hoy presente en nuestras luchas contra la violencia de género, el femicidio, el trabajo no remunerado de las mujeres o el derecho a la identidad de género. Porque no somos un “puro cuerpo” sino una voluntad (colectiva), Angela Davis nos recuerda como “intersectar” luchas y evitar falsas contradicciones. La larga historia que su ya clásico libro hace sobre los desencuentros por lo que venía primero, si el voto “negro”, o el voto “femenino”, sirven para ilustrar lo principal: todas las dominaciones están intersectadas. Y nuestra lucha es contra un sistema de dominación.

En estos días en que celebramos las luchas contra el patriarcado y contra el racismo, tener a Angela Davis, con su hermosa corona de leona, nos enaltece. Pero también nos vuelve a recordar otras luchas, entre ellas, la lucha ante un sistema de justicia y castigo que criminaliza a los más pobres, cuya situación solo se recrudecerá con apelaciones de “mano dura” (como las del plebiscito en ciernes, que solo nos haría vivir “con más miedo”). Y, asimismo, nos recuerda que el pensamiento y la praxis, como dice el texto de invitación a su Doctorado Honoris Causa por la Universidad de la República, cuando combinados, son poderosos.  


Declaración por acciones violentas en Memorial de Detenidos Desaparecidos

Casa Grande expresa su preocupación y repudió ante el acto violento al Memorial de los Detenidos Desaparecidos del Cerro de Montevideo, ocurrido durante el fin de semana próximo pasado.

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Niñez y adolescencia en la Ley Integral Trans

Con mucho dolor vemos cómo la prensa de nuestro país quiere seguir confundiendo y creando opiniones falsas cuando se trata de tomar decisiones acerca de las poblaciones que más han sido vulneradas en la historia del Uruguay. Hoy es el caso de la población trans y en especial del artículo que refiere a niñez y adolescencia de la Ley integral Trans.

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Una contrarreforma que llegó más rápido de lo esperado

El martes 3 de julio se votaron en Cámara de Senadores las modificaciones al Código del Proceso Penal (CPP) enviadas por el Poder Ejecutivo. La banca de Casa Grande estuvo ocupada por el senador Rafael Paternain. Casa Grande no acompañó lo relacionado con la regulación de la prisión preventiva y el artículo referido a las libertades anticipadas.

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