La paja en el ojo ajeno…y la viga en el propio
Durante todo el año pasado, los uruguayos fuimos bombardeados en forma excepcionalmente abusiva, desde la prensa oral, escrita y televisiva, con un único tema: el caso Sendic.
Durante todo el año pasado, los uruguayos fuimos bombardeados en forma excepcionalmente abusiva, desde la prensa oral, escrita y televisiva, con un único tema: el caso Sendic.
“Yo no le creo al gobierno”, dijo Luis Lacalle Pou en una entrevista televisiva. Así fundamentó su postura crítica respecto de las negociaciones entre el gobierno y UPM. Todo es una cuestión de fe. Creemos en los nuestros y desconfiamos de los contrarios.
Pese a que Freud y sus continuadores han demostrado que no somos tan racionales como nos gustaría serlo, sino que somos más pasionales, afectivos e instintivos de lo que creemos, históricamente el ser humano, ha dado en llamarse “animal racional”. Gusta decir que –a diferencia de los animales, que obran movidos por el instinto- la especie humana sabe actuar guiada por la razón.
¿Siempre? +
Cuando leí el libro de María Urruzola sobre Fernández Huidobro, me llamó la atención una idea, que -por cierto- no fue la que motivó el interés de la prensa y el consiguiente revuelo político que generó. Esa idea -palabras más, palabras menos- es la siguiente:
“en los años sesenta la palabra era revolución…en los años ochenta la palabra era democracia…en los tiempos que corren la palabra es transparencia” +
La mayoría de la gente, constituye la “gente normal”. Esto genera el círculo vicioso del que hablaba Braunstein a propósito de los tests mentales: lo normal es lo que abunda y lo que abunda es lo normal. Ser integrante de la mayoría confiere seguridad y la convicción de estar en lo cierto y de ser dueños de la sensatez, de lo lógico y de lo obvio.
La gente «normal» es de piel blanca, heterosexual, y se guía por el sentido común y los valores standard .