Vivimos en un mundo de gran incertidumbre profundizado por la presencia del presidente de los EEUU Donald Trump. Junto a esta incertidumbre está la presencia del permanente cambio tecnológico, factor clave para el mantenimiento del régimen capitalista. Estamos en una etapa histórica con una clara competencia, en todos los planos, de dos grandes potencias: EEUU y China.
EEUU mantiene hegemonía militar. Su gasto militar supera a los gastos militares de los 10 países siguientes en dicho gasto. Mantiene claro predominio en materia comunicacional, influyendo sobre los valores y culturas del mundo. Mantiene también predominio en el ámbito financiero, donde el dólar sigue siendo la moneda de reserva. En cambio, en materia comercial predomina China que es el primer exportador de bienes y de productos manufacturados. China hace esfuerzos por avanzar en el plano financiero y comienza a competir con los organismos financieros internacionales liderados por los Estados Unidos. En los últimos años, China tiene grandes progresos en el plano tecnológico y compite abiertamente con los EEUU en las Tics. La competencia entre estas dos potencias comienzan a tener peso sobre América Latina, especialmente en la América del Sur.
En el plano económico, China es el primer comprador de las materias primas que exporta esta región. Es el principal comprador de Brasil, Uruguay, Chile y Perú. Le ha otorgado financiamiento a Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela y avanza a nuevas inversiones directas en la región. Las relaciones comerciales entre China y la América del Sur han originado una nueva relación Centro-Periferia, en la medida que le vendemos materias primas con muy bajo valor agregado y le compramos a China rubros de alta y media tecnología.
Para EEUU el caso de Venezuela tiene factores económicos, políticos e ideológicos. Venezuela es el país que tiene el mayor nivel de reservas de petróleo, que para EEUU son muy importantes. Desde el punto de vista político, EEUU está interesado en combatir a los gobiernos de izquierda en la región. Pueden haber problemas con la democracia y los derechos humanos en Guatemala y Honduras pero son gobiernos de derecha que Estados Unidos apoya y defiende. Y aquí están claramente las razones ideológicas para atacar al gobierno de Maduro por parte del gobierno de Trump. EEUU no ha descartado una acción militar para derrocar a Maduro, como lo ha hecho en muchas oportunidades en la región y últimamente en Libia e Irak donde también habían reservas petroleras.
China y Rusia son dos potencias competidoras de los EEUU, que también tienen sus objetivos geoestratégicos para defender en Venezuela al gobierno de Maduro, que además está muy endeudado con ambos países.
La América del Sur ha sufrido importantes transformaciones en el campo político con la vuelta de gobiernos de derecha en Brasil, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia. Buscan el mayor acercamiento posible con los EEUU. Para el caso de Venezuela han creado el grupo de Lima cuyo objetivo exclusivo es el derrocamiento del gobierno de Maduro. No se han preocupado por los acontecimientos de los gobiernos anteriores de México, ni de lo que pasa en Honduras o en Guatemala. Las razones ideológicas del grupo de Lima son muy nítidas. La unidad de América Latina y del Sur son muy importantes para ganar poder de negociación frente a los países desarrollados, como para avanzar hacia el desarrollo a través de procesos de integración. Pero a los gobiernos de derecha les interesan acuerdos comerciales bilaterales, especialmente con los EEUU, con lo que mantendrían su especialización en exportar productos primarios. Actualmente buscan eliminar la Unasur que fue un gran esfuerzo para ganar poder de negociación. En el caso de México, vía ensamblaje, le vende a EEUU productos manufacturados, pero ello no le permite ni el desarrollo ni la justicia social.
La profunda crisis económica, social y política de Venezuela es básicamente responsabilidad del gobierno de Maduro. La caída de la producción de petróleo, la impresionante inflación, la caída del PBI, la elevadísima emigración obedecen fundamentalmente a causales internas.
Uruguay ha tenido una posición muy digna en esta crisis. Ha declarado en Naciones Unidas que no aceptará ninguna intervención militar en Venezuela. Junto con México están intentando encontrar una salida pacífica a través del diálogo con la participación de Naciones Unidas. La oposición venezolana no acompaña esta propuesta porque aspira a algún tipo de levantamiento de las fuerzas armadas venezolanas contra Maduro. El 7 de febrero se realizará en Montevideo una conferencia internacional, liderada por Uruguay, México y la Unión Europea, para encontrar salidas a la crisis actual de Venezuela. Ojalá se encuentren estas rutas pacíficas porque las salidas violentas generarán un enorme baño de sangre que afectarán directamente al pueblo venezolano.