Con el criterio de la rentabilidad empresarial



En la columna pasada abordé el tema del nuevo centro comercial para la ciudad de San José con la iniciativa que presentó el Intendente José Luis Falero en la Junta Departamental en la que propone declarar de “Interés Departamental categoría A”, la construcción del shopping en San José.

Hace unas semanas atrás, la Junta tuvo otra iniciativa: solicitar al Intendente que se exonerara del pago de los permisos de construcción a las cooperativas por ayuda mutua. Fue aprobada por unanimidad.

En el primer caso, el beneficio que propone nuestro Intendente para los empresarios privados incluye el permiso de construcción,  la contribución inmobiliaria y patentes de vehículos, si los hubiera. El monto es alto; espero que tengamos cifras próximamente.

Para una cooperativa que agrupa veinte familias, en Ciudad del Plata, se estima que las tasas por servicios de arquitectura serían unos $180.000 (ciento ochenta mil pesos uruguayos). La construcción del Mall cuesta como 10 veces lo que las viviendas de la cooperativa. Sin mucho cálculo se percibe que la empresa se ahorra mucho dinero y no hay razón para ello.

El presupuesto departamental sólo autoriza un beneficio del 50% a las cooperativas y el intendente José Luis Falero propone el 70%, pero no acepta el 100% porque no está previsto en el actual presupuesto según se explica en la nota de prensa del 18 de agosto. ¿Quién entiende? ¿Por qué las exoneraciones del Mall no afectan el presupuesto vigente y las de las cooperativas sí?

Desde nuestro punto de vista, lo relevante surge de la comparación entre el interés social que supone un emprendimiento y otro. Por un lado, una apuesta comercial, altamente rentable y ferozmente competitiva con la pequeña empresa local y por otro, una cooperativa de viviendas por ayuda mutua que además de una posibilidad de acceso a la vivienda, ofrece una vida en comunidad que reivindica alguno de esos valores tan escasos hoy.

También debemos reconocer y corresponde cuestionar la actitud del gobierno nacional que ‘promueve’ negocios como el Mall cuando lo exonera de IVA, pero no otorga ese beneficio a las cooperativas de FUCVAM. Y para que quede claro: en el tema de las tasas de interés también es necesario atender el reclamo de FUCVAM.

En la actualidad, asistimos a una especie de “mundo del revés” de los valores; más  deberían preocuparnos y pensar en modificarlos. Estamos frente a ejemplos claros de hasta qué punto el capitalismo y el mercado deciden y no lo hacen pensando en las personas. Pero además nos pretenden convencer de la lógica de un sistema, de sus ‘bondades’ y de que, en último caso, no hay alternativas.

Volviendo al inicio de la nota. Las acrobacias contables de la administración local permiten defender que las inversiones llegan al 40% del presupuesto mientras otras comunas lucen cifras que ni le pisan los talones a las que San José presenta desde hace años. Sólo falta que expliquen donde está la inversión acumulada de tantos períodos de excelente administración. En las calles no se ve, por cierto ni en los espacios públicos. Por lo menos si comparamos lo que muestran otros departamentos con la realidad del nuestro.

El Sr. Intendente asegura que la intendencia no es una empresa, por lo que no importa si genera déficit o superárvit. No es una empresa, y menos es del intendente de turno, las cuentas deben ser claras y transparentes. Si resultan equilibradas, mejor aún.

 

 

Ana Gabriela Fernández – Edila por Casa Grande en San José

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