Luego del Congreso del PIT CNT consideramos necesario abrir de par en par las puertas de nuestra Casa Grande para escuchar las voces de algunos y algunas protagonistas que nos ayuden a entender su proceso y saber cómo queda configurado el escenario para el futuro. Es por eso que invitamos a Tatiana Antúnez, Favio Riverón, Abigail Puig, Gonzalo Castelgrande, Miriam dos Santos y Daniel Diverio para ayudarnos a construir el relato.
¡Ay! Qué dura está la olla
Eran muchos los aspectos que daban una particular relevancia a este XIII congreso del PIT CNT. Los pocos días que faltan para la presentación de una rendición de cuentas que se anuncia conflictiva, la ronda de consejos de salarios más importante de la historia del país, un contexto regional sumamente adverso para los sectores populares y el cuco de la derecha acechando, hacían el caldo muy espeso.
La clase trabajadora se citó a discutir y posicionarse respecto al futuro con dos desafíos sobresalientes: Atender a las justas demandas del movimiento feminista y transformar radicalmente la representación de género en el órgano directivo e intentar salir ilesos manteniendo la unidad frente a las crecientes pujas de poder entre las distintas vertientes que habían desembocado en la presentación de 3 documentos distintos para la plenaria.
A ponerla en Congreso para ver si la ablandamos
La caracterización de la etapa era un aspecto fundamental. Una definición tan esperada como necesaria de este XIII Congreso para este contexto regional adverso, la crisis en los derechos de la clase trabajadora en los países vecinos, el avance feroz de las derechas latinoamericanas, el creciente discurso anti ideológico, el fuerte cuestionamiento al movimiento sindical, el fomento de que vale lo mismo un gobierno de izquierda que uno de derecha mientras se haga una “gestión eficiente”, aunque nadie nos explique muy bien de que se trata. Estas circunstancias hacían menester un grito de unidad y una perspectiva aglutinada de la clase trabajadora.
Si bien no se llegó a un documento único que alcance la caracterización de la etapa, se presentaron tres documentos que se pusieron a consideración de la plenaria y fueron votados a favor evidenciando de arranque nomás la voluntad política de salir fortalecidos y unificados. Más allá de que las diferencias son parte fundante de la democracia, enriquecen el debate, y como dijo la compañera Tatiana Antúnez “el congreso no lauda”, la saludable madurez del PIT CNT le permitió llegar a una síntesis a pesar de las diferencias, que existen y existirán. El movimiento tiene claro en dónde está y hacia donde debe ir.
Participaron del congreso mil cien representantes de todas partes del país; 40% eran mujeres (algo menos que el congreso pasado). Semanas antes, más de 250 mujeres se habían reunido en el Encuentro Nacional de género del PIT CNT. Este congreso tenía entonces el desafío explícito y urgente de mejorar la representatividad por género en la dirección, generar así corrimientos en los juegos de poder y movimientos que seguramente generen rechazos que exceden incluso a la cuestión patriarcal. Los exponentes en la charla fueron unánimes en destacar la buena disposición para ceder espacios y comenzar, si no a hacer justicia, por lo menos a equilibrar la participación en espacios de decisión. El Congreso dejó entonces una representación femenina de 35% en la Mesa Representativa y un tercio del Secretariado Ejecutivo.
Todxs a la mesa
Queda entonces mucha tela para cortar luego del XIII Congreso del PIT CNT. Las novedades abundan y desde la fuerza política debemos estar atentos y atentas a estos movimientos. La alianza inédita entre Articulación y PC son un síntoma claro de que los movimientos de poder no responden exclusivamente a la cuestión de género y que si bien la central sindical está fuerte y unida, otras nuevas voces emergen cada vez con más fuerza y afortunadamente como dijo el compañero Riverón “hay relevos de sobra”.
El proyecto de rendición de cuentas del Ejecutivo es cuando menos magro; los meses venideros serán turbulentos. De ahí que el FA deba estar muy atento a los reclamos de la clase trabajadora para sostener el norte que nos trajo hasta acá. Esta es la última rendición de cuentas y la torta hay que partirla como se debe, si entendemos que es necesario un 4to gobierno del FA. Riverón afirmó «que el PIT CNT ha cuidado más al gobierno de lo que el gobierno ha cuidado al movimiento sindical» y eso debe ser una señal de alarma. Si no atendemos estos reclamos el vínculo entre la fuerza política y la sociedad se puede partir. Después: a llorar al cuartito.
Las mujeres comienzan a ser reconocidas aunque no es suficiente. Para ellas debe ir la mitad del poder y esto no es negociable. Seguramente este comienzo inclusivo en la dirección abre una nueva etapa de iniciativas, aciertos, errores. Una transformación que tendrá repercusiones en la sociedad toda y a la que desde Casa Grande damos la bienvenida. El movimiento feminista viene levantando tierra y las mujeres jugando fuerte. Tienen cancha y van por más.
Manuel Falero