Estamos viviendo una etapa internacional de crisis de la izquierda. Las elecciones recientes en Italia, los avances de la extrema derecha en Francia, Holanda, Austria, Polonia, Hungría y los resultados del Brexit en el Reino Unido, son indicadores relevantes de esta nueva situación en Europa, donde además existe un gran descontento por la política y por los políticos. A ello hay que agregar, nada menos y nada más, las definiciones de Donald Trump en los EEUU, que muchas veces ponen en peligro la paz mundial. En el plano regional, se destacan la corrida hacia la derecha de los gobiernos de Brasil y Argentina, de enorme influencia regional, y el triunfo de Piñera en Chile. Este avance de la derecha se genera en un capitalismo donde predomina lo financiero y las grandes empresas transnacionales y se acrecientan las desigualdades.
En este contexto vale la pena analizar las características principales que tiene y debería alcanzar la izquierda. Ser de izquierda es tener ideales y convicciones de determinados principios y valores. Sectores de izquierda se plantean utopías como alcanzar una sociedad sin clases o los valores del hombre nuevo del Che Guevara. Para Bobbio, el objetivo básico y central de la izquierda es alcanzar la igualdad. Esto significa enfrentar las desigualdades de ingreso entre los distintos sectores sociales, las desigualdades étnicas, las generacionales y la inequidad de género. En la actualidad estamos viviendo una etapa histórica con avances significativos hacia la equidad de género, fruto de las extraordinarias manifestaciones de las organizaciones femeninas y feministas. Los hombres y mujeres de izquierda son seres humanos con convicciones, con ideales donde priman la defensa de los derechos humanos, la solidaridad, lo colectivo y público sobre lo privado e individual y principios éticos que siempre intentaron diferenciarse de la derecha.
La izquierda es crítica del capitalismo, entre otras cosas por las grandes desigualdades que genera, e intenta diversos caminos para transformarlo. Pero aquí no hay paradigma. No lo fue la Unión Soviética por su fracaso económico y político, no lo es China por la inexistencia de la democracia, ni tampoco la Cuba actual, porque su modelo económico no tiene éxito y porque no han alcanzado los principios básicos de la democracia. Tampoco lo es el modelo de Venezuela, donde junto a la crisis económica, hay pérdidas en la calidad de la democracia. Como transformar el capitalismo es el gran desafío para la izquierda. Sin duda, hay avances en cómo combinar estado y mercado, pero el gran problema es cómo definir el futuro de la propiedad de los medios de producción, cuáles son las nuevas formas de propiedad social y estatal que permita el cambio de régimen.
Si bien no hay modelo económico que nos sirva de paradigma, considero que el régimen político menos malo es la democracia. Hay estudios que muestran que en América hay dos democracias plenas: Canadá y Uruguay. Este logro es muy relevante para Uruguay porque lo pone como ejemplo paradigmático de democracia. También en términos políticos, el Frente Amplio es paradigmático para la región, por la extraordinaria capacidad de mantener la unidad de acción en sus 47 años de existencia.
La democracia implica el respeto y la tolerancia del otro y la convivencia pacífica en la diversidad cultural. La democracia es una promesa civilizatoria y tiene el valor ético de equidad e igualdad. Para Bobbio los ideales de la democracia son la tolerancia (contra el fanatismo que es la creencia ciega en la propia verdad y en la fuerza capaz de imponerla), la no violencia, la renovación gradual de la sociedad mediante el libre debate de las ideas y el ideal de la fraternidad. Los objetivos de la democracia pasan por el desarrollo humano y la expansión de los derechos civiles, políticos y sociales de los ciudadanos. El ciudadano es el actor central de la democracia. La democracia política abarca la democracia electoral (sufragio universal, elecciones limpias y libres, pluripartidismo, alternancia de los partidos en el poder), libertades básicas, garantía de derechos humanos, estado de derecho con igualdad para todos, sistema judicial independiente, gobierno de mayorías con control de las minorías, y control social de los ciudadanos. La democracia política no asegura lograr el desarrollo ni, mecánicamente, alcanzar los derechos sociales de los ciudadanos. Sin embargo, ésta genera diversas opciones para resolver el problema de los ciudadanos y gestar el poder necesario para ejecutarlas. La democracia es la única forma de organización política que tiene capacidad de rectificarse a si misma, porque se basa en la reflexión y el debate de la ciudadanía y porque el gobierno está basado en la soberanía popular. La democracia requiere de acuerdos sociales y políticos para su propio fortalecimiento.
Para la izquierda es muy relevante la fortaleza de los partidos políticos y la participación social, con mecanismos de democracia directa.
Otro elemento central para el análisis de la izquierda lo constituye el bloque social de los cambios y los sectores sociales que lo integran. Este es un factor relevante para determinar modificaciones en las relaciones de poder. Los sujetos sociales de transformación deben incluir sectores de trabajadores, capas medias e inclusive, sectores empresariales. Si analizamos las relaciones de poder actuales vemos la preponderancia de los grandes medios de comunicación y la influencia, por la vía internacional, de los sectores financieros. En diversas notas hemos analizado las bases del modelo económico, que requiere de alianzas internacionales para su aplicación. La actual situación internacional limita claramente las posibilidades de dichas alianzas. Esto no impide que los gobiernos de izquierda en el Uruguay puedan seguir avanzando hacia nuevas mejoras en materia de igualdad.