Condenamos enérgicamente los actos de represión y violencia que sufre el pueblo nicaragüense. Los incidentes incluyen muertos y heridos, persecución y vigilancia, patrullajes, tiroteos y francotiradores en acciones pacificas de manifestación pública. Ante tanta violencia indiscriminada, llamamos la atención a las agresiones que las organizaciones feministas durante los últimos años están sufriendo, las mismas que han denunciado el autoritarismo, la misoginia y la persecución a sus organizaciones.
En una democracia, el Estado debe ser el principal garantista de los derechos humanos, por lo que rechazamos cualquier tipo de acción violenta que reprima a la ciudadanía en derechos tan básicos como la posibilidad de asociación y de libre expresión. La violencia nunca es el camino para la resolución de los problemas políticos, y la rechazamos en todas sus formas. Advertimos que la discrecionalidad que se le da al aparato represivo para actuar sobre asuntos políticos suele volverse en contra del pueblo organizado, y que legitimar la represión como forma de solución de conflictos solo puede ser funcional a las fuerzas conservadoras.
Reafirmamos nuestra solidaridad y absoluto respaldo al pueblo nicaragüense. Apostamos al diálogo inclusivo basado en el reconocimiento mutuo de las partes para avanzar en la consecución de la paz, con pleno respeto a los derechos humanos.
Por último, exhortamos a que el Frente Amplio contribuya a visibilizar a nivel nacional e internacional, la terrible realidad que vive el pueblo nicaragüense. Necesitamos seguir contribuyendo colectivamente en los procesos de transformación y de emancipación de los pueblos, para seguir aportando a la construcción de la patria grande latinoamericana.