Tensiones y distensiones en política: el movimiento feminista y el Frente Amplio



El pasado viernes 1 de diciembre se realizó en el local de Casa Grande un conversatorio sobre el movimiento feminista y el Frente Amplio en el que participaron: Carmen Beramendi, Silvana Darré, Mariella Mazzotti, Marina Morelli, Romina Napiloti y Patricia González, moderadas por Constanza Moreira.

Carmen Beramendi, Directora de FLACSO Uruguay y suplente de Constanza Moreira en el Senado, inició el conversatorio señalando el hecho de que cada vez hay más feministas trabajando desde el Estado, y a partir de esta realidad, cabe discutir el significado del “movimiento feminista” a partir de estas dimensiones. ¿Si una mujer forma parte del Estado, sigue siendo parte del movimiento? Esto genera cuestionamiento a la caracterización de los procesos de autonomía. “Nos parecía interesante tener a alguien que hablara desde la institucionalidad departamental y nacional, y que participen mujeres que integran la sociedad civil y que hayan vivido estas tensiones.” Sobre el proyecto de Ley Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia basada en género opinó que “hay tensiones cuando sale de la Comisión parlamentaria y el movimiento feminista plantea una serie de puntos que entiende que, en lugar de significar un avance fruto de las iniciativas parlamentarias, había significado una desacumulación de lo que venía desde el proyecto original del Poder Ejecutivo”. “Estos conflictos son importantes porque nos permiten avanzar. Aunque dependiendo de la manera en que los resolvamos, quedamos con más o menos acumulación desde el punto de vista de lo que queremos acumular: organización, unidad y fortalezas para adelante como feministas”.

Luego fue el turno de Silvana Darré, fundadora del Programa “Género y Cultura” de FLACSO Uruguay, quien opinó que las controversias más allá de temas personales son una oportunidad de aprendizaje enorme y analizó el documento llamado “Comunicado por Ley Integral que garantice a las mujeres una vida libre de violencia de género” presentado por diversas organizaciones de la sociedad civil que explicaba las discrepancias con los cambios que había sufrido el proyecto de ley en la comisión del Senado. “Cuando leí este comunicado lo primero que asocié fue la literatura clásica sobre la formación de la agenda en términos de política pública, porque en este comunicado lo que se está diciendo de algún modo es lo que no pasó, son elementos que no ingresaron en agenda.” Agregó que si se toma la agenda como un proceso de decisiones, ésta tiene cuatro variantes: los problemas que se construyen, los actores sociales, las soluciones -ya que sin solución no es un problema de política pública- y las oportunidades. “Aquí entramos en otra cuestión que es la naturaleza de los problemas, si son consensuales o controversiales. Esta ley entraba en la mesa de consenso. Sin embargo, cuando vemos otros puntos, hay algunos asuntos que es como si se nos escaparan de la mesa del consenso y se nos fueran a otras mesas que son muy poderosas, como el tema de síndrome de alienación parental con el poder médico, o el tema de la vivienda (para el caso de las mujeres víctimas de violencia). Quería hacer estas reflexiones vinculadas a en cuántas mesas estamos jugando y con qué pretensiones de ganar.

Feministas ocupando distintos lugares de lucha

La Directora de Inmujeres, Mariella Mazzotti, opinó que “una cosa es el movimiento y otras somos las feministas. Las feministas somos personas que podemos estar ocupando lugares distintos de lucha. Creo que a veces hay desencuentro entre quienes somos feministas y estamos en el Estado con las feministas que no están en el Estado.” Agregó que debe haber un reconocimiento a lo logrado en la agenda de mujeres aunque también reconoce que falta mucho por hacer. “Yo estoy partiendo que hay un objetivo común que es el cambio a una sociedad más justa e igualitaria para hombres y mujeres en sus más amplias diversidades y eso implica confianza en que tenemos un norte en común”.

Comentó que es importante comprender las lógicas diferentes: el movimiento social tiene una lógica bien distinta a la del Estado y se deben poder comunicar y entender esas lógicas, aunque sea para cambiarlas. Sobre el proyecto de la ley integral comentó que se trabajó en el consejo consultivo entre el Estado y sociedad civil, y los 113 artículos tienen una razón de ser y son portadores del cambio. “No era un lenguaje típico de parlamentario, sintetizaba una agenda pública sin precedentes, era muy innovadora y cuestionadora. Teníamos cuestionamientos del 90% de la ley al principio, pero nuestro trabajo silencioso fue bueno. Y estuvo muy bien que hubiera un movimiento autónomo que peleara por el máximo. (…) Yo creo que es una demostración de algo exitoso entre el movimiento social y el Estado. Aunque no está ganada la batalla porque nos queda la aprobación en la Cámara de Diputados y después nos quedará la aplicación de la ley, el presupuesto y el poder judicial”.

Marina Morelli, abogada y feminista, planteó que se asumió desde el movimiento el compromiso de ir observando lo que pasaba con este proyecto de ley ya que cada artículo tenía un sentido, cada coma, punto y párrafo también. Agregó que sistemáticamente se habló de que la ley era larga, y tenía un lenguaje que no era jurídico. “Los 13 puntos que reclamamos son 13 puntos de mínima; había mucho más para reclamar pero nosotros evaluamos dentro de la sociedad civil organizada que era una cuestión estratégica y de coyuntura no salir con todo el resto de las reivindicaciones que teníamos para hacer. Por lo tanto lo que tomamos fueron aquellos puntos que eran realmente un disparate que el parlamento aprobara.” Finalizó agregando que “no estamos de acuerdo y no vamos a estar de acuerdo nunca con que en el momento histórico de hacer una ley integral se estén dejando por el camino algunas situaciones con las que el Estado no puede hacerse más el sota”.

El feminismo es de izquierda

La socióloga y feminista Romina Napiloti recordó que la ley tiene varios años de trabajo entre muchos operadores con el deseo de que las mujeres no sean más violentadas. Comentó que las instituciones son patriarcales, también el ordenamiento jurídico y el código penal. “En la era de los derechos humanos vamos a tener que usar la imaginación y pensar formas distintas de encarar los problemas.” Y agregó que “el hecho de que las mujeres empiezan a formarse muchísimo más, hace que también empiezan a politizarse. Yo no puedo escuchar ni a un varón ni a una mujer diciendo que las mujeres tienen que llegar por sus propios medios. Porque si no está bien desde la distribución de la riqueza tampoco está bien de la distribución del poder.” Agregó que hoy una mujer joven feminista no tiene lugar en la política, la van a tratar de sacar: “va a tener que esperar 20 o 30 años para poder incidir”. Finalizó diciendo que “el feminismo es de izquierda, no es de derecha y no hay que permitir que se vuelva laxo”.

Para finalizar, Patricia González, Directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la Intendencia de Montevideo, comentó que llegó a la política siendo feminista, en el entendido que la política necesitaba mujeres y necesitaba feministas. En politica necesitas animarte y pensar que lo que vos tenés que decir no lo dijo otro, que es importante y que lo tenés que decir igual. En esto de los oprimidos y los opresores siempre hemos valorado que los trabajadores tenían que tener una voz propia para construir un relato de la izquierda, pero ¿por qué las mujeres no podemos tener un discurso propio desde el lugar de las oprimidas?”. También planteó la necesidad del reconocimiento como feministas “de propiciar que las mujeres feministas que hacen política en el FA salgan del closet”. Sobre el poder se cuestionó cómo se vinculan las feministas: “sería bueno empezar a ver cómo hacemos política las feministas. Cuáles son los espacios donde articulamos; el tipo de política que hacemos y cómo lo hacemos.” Por último, reflexionar sobre su lugar actual en política: “Las peores somos las políticas, porque es donde se tranca el nudo. Las viejas se fueron de la política, y nosotras remando. (…) Yo estoy en el gobierno y me banco que me peguen. Esta bien que la estrategia sea esa y yo desde el gobierno asumo. Necesito que las mujeres se muevan del otro lado. Las tensiones son parte de la política y eso está bueno”.

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