El miércoles 20 de setiembre con el local de Casa Grande repleto, se realizó el conversatorio sobre “Lo político del amor y del deseo”. La propuesta se basó el discutir frente a las siguientes preguntas disparadoras: ¿Qué implica analizar la dimensión política del amor y del deseo?; ¿es posible construirlos desde una perspectiva de izquierda?; ¿qué vínculos de poder están implícitos en las formas de relacionarnos y cómo es posible decontruirlos?; ¿es necesario abordar el deseo desde una perspectiva de espacio público?
Comenzó la exposición el historiador Diego Sempol, doctor en Ciencias Sociales, quien planteó que tanto la sexualidad, como el amor y el deseo están atravesados por una perspectiva de poder: “cuando hablamos de la política del amor, de la erótica, de lo que tiene que ver con el deseo, lo estamos pensando en fenómenos que no son transhistóricos, sino que tienen sentidos diferentes. Hay que romper con esa visión de que el amor, o el deseo siempre fueron lo mismo.” Planteó que cuando nos preguntamos quiénes tienen derecho a amar y quiénes no, la pregunta se hace desde una perspectiva política, “cuando hablamos de amor, sexualidad y deseo, además de construir cosas positivas, se construyen formas de desigualdad, de jerarquización y de exclusión. Según quienes pueden amar públicamente y quienes pueden hacerlo solo en el ámbito clandestino, podríamos definir diferentes formas de ciudadanía.”
Por último, se refirió a cómo la izquierda ha integrado al deseo en su discurso, “hay muchas formas históricamente de pensar el amor y muchas veces estas formas coinciden con políticas de transformación social o emancipación. No todos los proyectos tienen una teoría o una política del deseo, la izquierda de los años 60 fue bastante esquiva en este tema. La izquierda en los 80 no se volvió a plantear nunca un debate serio sobre ´la justicia erótica´. Si vamos a pensar proyectos de emancipación ¿no debemos incluir necesariamente la dimensión de los placeres y de los cuerpos? Esto la izquierda no se lo ha preguntado.” Agregó que es necesario habilitar que todas las prácticas sociales cobren visibilidad sin intentar clasificarlas de algunas formas y se cuestionó el porqué se tienen que ligar todos los derechos a vínculos necesariamente eróticos: “hay mucha gente que se ama que no tiene vínculos eróticos”.
El amor y el deseo en el espacio público
Magdalena Bessonart, integrante de Ovejas Negras y representante de la coordinadora por la Marcha de la Diversidad, comentó que “esto de darle una dimensión política al amor y al deseo viene del movimiento feminista. Somos las únicas que muchas veces hablamos de estas cosas, las problematizamos y le damos importancia política. Porque en definitiva se trata de ser lo más libre posible y vivir en un mundo más justo e igualitario”. Planteó la importancia de no reproducir la heteronorma y animarse a cambiar las reglas. Finalizó hablando de cuáles son los cuerpos deseables y cómo hay un discurso muy opresor para con los cuerpos gordos, para con la discapacidad y también con la vejez.
El Coordinador de la Secretaría de la Diversidad de la Intendencia de Montevideo e integrante de Casa Grande, Andrés Scagliola, señaló la existencia de una perspectiva de izquierda en torno a una propuesta política del amor y la necesidad de ponerlo dentro de las preocupaciones como fuerza de izquierda y desde una perspectiva igualitaria. Desde su rol en la Intendencia de Montevideo, se plantea el tema del espacio público desde el punto de vista de “cuál es el amor y deseo permitido en el espacio público y cuál no. Allí tenemos un debate como ciudad y como país. Si somos iguales tenemos los mismos derechos y las mismas oportunidades de poder generar las relaciones que queremos en el espacio público y no solo en el espacio privado.”
Diego Toma, de Multimostro colectivo, planteó que “se necesita hablar más del amor en la calle, desde el lugar que cada uno quiera, pero estar más sensibilizados a la sonrisa y a la amabilidad, no desde el ´te amo´ sino desde el ´siento amor y te respeto como si tu y yo fuéramos lo mismo´”. “Lo político está ahora en la calle, es importante manifestarnos un poco más. Sacar lo político de las regulaciones y llevarlo a la calle”, agregó.
Analizar las asimetrías que perpetúan la desigualdad
Marcela Schenck, integrante del área de políticas, género y diversidad de la Facultad de Ciencias Sociales de la UdelaR habló de la escisión entre el amor y la razón: el amor como el espacio donde no se razona a diferencia de lo político que es lo que sí se razona. Planteó también que “tenemos una visión unívoca del amor y tenemos que ir buscando esa persona que nos va a completar, es la visión de la media naranja, tenemos un vacío y vamos a encontrar a ese o esa otra que nos va a completar.”
Comentó que nuestro estado garantista de derechos sociales se funda sobre una estructura familiar nuclear, con el varón como sustento y que la heteronormatividad excluye a las personas con identidad de género disidentes. Planteó que desde ese lugar se abre una nueva agenda para pensar lo político y culmina con la siguiente inquietud: “¿qué implica no analizar la dimensión política del amor y del deseo si lo que se pretende es analizar las asimetrías que perpetúan la desigualdad?”
Para finalizar, realizó su intervención la casagrandista Collette Spinetti. Ella planteó que “nos han construido en el amor de la heteronormatividad. Esa heteronormatividad ha calado tan fuerte en todos nosotros que a veces nos es difícil concebir otras formas de amor.” Con respecto a la visibilización de las nuevas identidades explicó que “lo que ha sucedido es visibilizar algo que estaba invisibilizado. Algo que estaba allí escondido, que durante mucho tiempo y en otros gobiernos se escondía en la periferia social, aparece de día, en espacios públicos y empieza a desautomatizarnos”. Finalmente agregó que “es muy importante pensar cómo podemos construir esto desde la izquierda, ante todo con la perspectiva de lo diverso, de la libertad. Podemos no compartir pero sí es necesario respetar y respetarnos. Nos va a costar a nuestras generaciones pero las generaciones que vienen van a ser mucho más libres. Tenemos como izquierda un compromiso con eso”.