Toda lengua es política



Palabras de Mariana Felartigas en la Junta Departamental de Montevideo con respecto al cambio de denominación a la defensoría del vecino.  

En la última sesión del mes de marzo, este cuerpo recibió a través de la relación de asuntos entrados, nota de la Defensoría del Vecino en la cual solicitaba la consideración por parte de la Comisión de Legislación y Apelaciones, de una propuesta de cambio de nombre de la Institución para pasar a llamarse “Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo”. Esta propuesta ya había sido presentada en otras comisiones de esta Corporación (Derechos Humanos, Equidad y Género, Desconcertación, descentralización y participación vecinal),  siguiendo claramente una línea argumental “en función de la necesidad de ajustar la denominación a mandatos jurídicos nacionales e internacionales asociados al lenguaje inclusivo” y cito aquí materiales que nos ha hecho llegar la propia Defensoría.

En entrevista mantenida con la comisión que estudió este expediente, Ana Agostino, en su calidad de Defensora del Vecino expresó la necesidad de dotar a la Institución de una “nueva visión con perspectiva de género que logre superar mecanismos de discriminación que históricamente mantienen en situación de desventaja a las mujeres. Esta transversalización de la perspectiva de género está especialmente presente en los lineamientos del Plan Estratégico vigente, donde se resalta “como elemento sustancial para el logro de la inclusión de la equidad de género en sus distintos ámbitos internos, y la contribución de la transformación y promoción de nuevos enfoques en la gestión pública”. El uso de un lenguaje inclusivo, no discriminatorio y que elimine los genéricos en masculino fue destacado por la Defensora del Vecino como un importante paso en este largo camino de la transformación cultural donde se hace necesario cuestionar el redimensionamiento y relectura de las relaciones y el posicionamiento de hombres y mujeres en la sociedad actual.

Desde la bancada del Frente Amplio apoyamos esta iniciativa en todos sus términos y es bueno recordar aquí, en Sala, que sólo los votos de los integrantes de Frente Amplio permitieron que este tema haya salido de comisión y se encuentre hoy a consideración de este pleno.

Sobre androcentrismo hay mucho para decir y por suerte contamos con extensa bibliografía de de la reconocida filóloga Teresa Meana, por nombrar a una de ellas, que nos cuenta que “el lenguaje no es un hecho biológico y natural, sino un a adquisición cultural y como todo lo que es cultura, es añadido, y por tanto modificable por la voluntad de las personas. Podemos alterarlo y al retocar la lengua, estaremos retocando la mentalidad y retocando la mentalidad, se retocará la conducta”.

Creo que en esta sala estamos de acuerdo que la erradicación del sexismo y el androcentrismo presentes en el lenguaje, tendrán lugar con el cambio de las estructuras sociales que producen y potencian esta utilización y esto no se hará a través de la promulgación de este decreto que hoy estamos considerando pero sin embargo, creemos que es esta iniciativa es fundamental para incidir de forma paralela en la realidad y en la lengua, mucho más si consideramos que es el lenguaje el que permite comunicarnos y que a partir de él, adquirimos valores, prejuicios, estereotipos, actitudes y que hace no sólo a nuestra construcción como personas sino en el relacionamiento con los demás.

Lamentamos que en estos últimos días, varias personas con acceso a los medios de comunicación, algunos de ellos comunicadores, otros, meros formadores de opinión, hayan tomado este tema con liviandad, ya sea a través de la crítica desde lo jocoso o mediante sesudos análisis de la realidad que no hacen más que llegar a concluir que el cambio de nombre de una Institución que nos representa a todas y todos quienes vivimos en Montevideo es un tema menor, una pérdida de tiempo ante otros problemas que debiéramos resolver con inmediatez en este ámbito legislativo. Y la verdad es que estos comentarios sólo reafirman la imperiosa necesidad de que los medios de comunicación sean también atravesados por la perspectiva de género porque al decir de la autora Elvira Altés, “la perspectiva de género no implica realizar un periodismo feminista, sino un periodismo de mayor calidad que requerirá  cambios en la cultura periodística; la dimensión de género debe hallar su lugar entre las prácticas profesionales y un esfuerzo por parte de quienes se dedican a la comunicación porque cada vez más la ciudadanía va a reclamar estas nuevas miradas, más abiertas y plurales, más democráticas y, sobre todo, más profesionales sobre la realidad.”

Y haciendo referencia a la realidad, me gustaría incorporar a esta exposición un dato que creo merece ser destacado. Como bien sabemos, el sistema de información que utiliza la Defensoría, tiene incorporada la variable sexo cuando se registra el ingreso de asuntos a ser tratados, con el fin de enriquecer el análisis de la demanda y la planificación de estrategias. Esta información nos permite saber por ejemplo, que el 64% de las personas que acudieron a la Defensoría son mujeres, con una mayor presencia de las mujeres mayores de 50 años. Cuando hace un momento hacíamos referencia al androcentrismo imperante en el lenguaje que se traduce en la invisibilización de las mujeres, estábamos haciendo referencia a esto mismo: a la invizibilización de este 64% de mujeres que se han vinculado con la Institución que hoy queremos re-nombrar.

Me gustaría cerrar entonces mi intervención haciendo referencia al título de una nota en el medio de prensa “Página 12” que hablando de estos mismos temas, dice que “Toda lengua es política”, a lo que me gustaría agregar, que todo cambio legislativo es ideológico y por eso el apoyo de la bancada frenteamplista.

Edila Mariana Felartigas

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